Las organizaciones de salud y la salud emocional

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Las organizaciones de salud enfrentan problemáticas específicas y requieren cuidados especiales. Con un buen manejo y atención constante para sus integrantes es posible generar entornos de trabajo amenos y saludables. 


Las organizaciones de salud, como toda organización son sistemas dinámicos que interactúan con su entorno también dinámico. La influencia de uno sobre el otro es recíproca, es decir que las organizaciones influyen y reciben la influencia del entorno en el que se desarrollan. De esta interacción surgen necesidades y problemáticas que es necesario trabajar.

Y por eso, conseguir organizaciones de salud saludables es una necesidad.

Todo un equipo para la salud de la salud

Para conocer más sobre el tema de la salud emocional de las organizaciones de salud, hablamos con la Lic. María Soledad Tizón (soledadtizonabalo@gmail.com), quien junto al Dr. Felipe N. Queti, la Dra. Sofía V. Girotti, el Lic. Jesús Cáceres, la Lic. Irina Pérezy la Lic. M Eugenia Zanfardini llevan adelante el programa “El hospital te escucha” en el Hospital Municipal Manuel B. Cabrera de Coronel Pringles.

La Lic. Tizón participó en el Foro Nacional de Violencia Sanitaria organizado por FEMEBA en agosto de 2022.

¿Cómo caracterizarías una organización de salud saludable?

Una organización saludable es aquella en la que existe una coherencia cultural. Visión, misión y valores están en concordancia con el trabajo cotidiano, y estos deben contemplar y contener a sus trabajadores.

¿Cómo se puede comenzar a trabajar para lograrlo?

El comienzo del cambio está en las cabezas de las instituciones. Los directivos toman la decisión de dar lugar a esos temas que, muchas veces, en la vida hospitalaria pasan a segundo plano.

En nuestro caso la apertura de la dirección médica nos permitió dar lugar al “sentir” institucional, abriéndolo luego a los usuarios para el tratamiento de situaciones de disconfort vividas en la Institución.

En la actualidad trabajamos diariamente por el bienestar del equipo y es un lugar abierto al usuario para el planteo de situaciones vividas dentro de la Institución.

 ¿Cómo se trabaja esa salud emocional de las organizaciones de salud?

Una organización saludable debe promover, cuidar y mantener la salud física, mental y emocional de sus trabajadores. Esto se visibilizará en el servicio que se brinda a la comunidad en la que trabaja.

Aunque suene redundante hablar de “organización de salud saludable”, es necesario entrar de lleno en esa redundancia para empezar a interpelarnos sobre cómo estamos accionando en la construcción de nuestras instituciones de salud. De esta manera podemos empezar a hablar del pronóstico de las mismas a largo plazo.

¿Cuáles son los objetivos?

La idea es generar cambios que habiliten y sostengan la premisa necesaria de que las personas, equipos y organizaciones de salud sean saludables en todas las dimensiones humanas. Las visibles, tangibles, materiales, densas y las más sutiles como lo es la salud emocional.

¿Y cómo se logra?

Gestionando dispositivos específicos para el tratamiento de esta redundancia. De esta manera podemos comenzar a aportar alternativas de trabajo que vayan en la dirección de construir organizaciones que garanticen la salud de todos.

Incluso conviviendo con la paradoja de que nuestras actividades, en su gran mayoría, pueden ser insalubres y que están en contacto con la enfermedad.

Parece una carrera con pocas chances de victoria esto de ir codo a codo con la enfermedad, y lograr que no nos gane, al menos salvaguardando el espíritu y cuidando nuestro mundo emocional y afectivo.

¿Y cuáles son los errores más comunes en este tipo de gestión?

Lo central es que la salud de las organizaciones de salud debe entenderse como una política permanente a nivel institucional.

No alcanza con una escasa implementación de “talleres y charlas” para el trabajo de temas importantes como lo son la comunicación intra e inter institucional.

Lo importante es lograr que las organizaciones cuenten con buenas prácticas de trabajo en equipo, y que puedan dotar con herramientas a los profesionales, técnicos, administrativos y al personal en general, para desempeñar su función con eficacia.

Muchas veces se compran paquetes hechos, con formatos cortos para decir “hice algo en esta materia”, pero al no sostenerlo cómo política institucional es un parche más, que a la larga no soluciona ni aporta evolución o salud a la organización.

¿Y cómo ves el panorama hoy?

En la actualidad se plantea la emergencia de la “Humanización en la atención sanitaria”.

Humanizar la atención, sin considerar la integración del equipo de salud, es una tarea sin sentido y pone de manifiesto la superficialidad en la mirada.

Se espera de los trabajadores de salud virtudes como la paciencia, la comunicación asertiva, el buen desempeño, el buen trato conviviendo con las bondades y saberes específicos y la excelencia médica, por ejemplo.

Se les pide un poco mucho a las organizaciones de salud y sus integrantes, ¿no?

Sí, el espíritu de nuestra época pide a los equipos de salud comportamientos heroicos, en donde las exigencias son elevadas y las remuneraciones insuficientes.

El “deber tener” siempre una respuesta y una solución, guardias extensas y con usuarios asustados por sus padecimientos, un incremento laboral sin equidad desde la reciprocidad.

Pero yo pregunto ¿es posible esperar este modelo de perfección, cuando el sistema no brinda eso a sus integrantes y no está más atento a la promoción y el establecimiento de cosas esenciales como la educación emocional, el desarrollo de habilidades sociales y la facilitación/potenciación del desarrollo individual de cada uno de sus integrantes?

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¿Y cuáles son las consecuencias de tanta exigencia?

Estas elevadas exigencias desencadenan síndromes adaptativos, depresiones, fobias y numerosas patologías más que no remiten fácilmente una vez que se manifiestan y diagnostican.

A esto se suma la urgencia de volver al “modo funcional lo antes posible” que sobrecarga aún más a las personas que retoman sus tareas sin haber sanado.

Los resultados son devastadores.  Además, a esta situación se suma la identificación de los referentes de salud con la figura del héroe. Esto se interpone con el pedido de ayuda a tiempo. Porque las personas entran en la lógica de “quien siempre ayuda difícilmente pueda colocarse en el lugar de ayudado”.

¿Por qué sucede esto?

Lo que pasa es que se establece naturalmente un juego de roles sociales que es muy difícil de interrumpir una vez que está rodando. Los médicos llegan a la consulta psicológica cuando el dolor aprieta demasiado y sus vidas ya están lo suficientemente alejadas de la plenitud que todos los seres humanos buscamos. A esto se agrega -como decíamos antes- la exigencia de sanar en tiempos récord, lo que fortalece aún más la idea de héroes, que es en la actualidad lo que más deben trabajar para desenquistar.

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¿Cómo se rompe ese círculo?

Las personas que componen los equipos de salud están en contacto constante con el dolor del otro, la angustia, la enfermedad y la muerte. Por eso y siguiendo la máxima de “no se puede dar lo que no se tiene”, deberían estar en contacto con un trabajo sobre sí mismos y la gestión de sus emociones, con temas fundamentales del ser humano como la enfermedad y la muerte… y por lo general no es así.

Que las organizaciones de salud cuenten con dispositivos que permitan hablar estos temas de una manera seria, sostenida y sistematizada debería considerarse vital.

Estamos para el otro, pero también debemos estar para nosotros mismos. Trabajar en la firmeza (in firmitas= enfermedad) de nuestras organizaciones de salud para entregarnos de una manera más sólida y consistente, dando lugar a la verdadera humanización.

¿Y dentro de estas problemáticas se suma también el tema de la violencia sanitaria, verdad?

Sí, por eso es importante contar con recursos como la utilización de programas para el tratamiento de la violencia sanitaria, mejorar las Instituciones, recibir asesoramiento y contención e incluso trabajar de manera activa y sostenida para disminuir el riesgo de que ocurran.

Es fundamental contar con alternativas de dispositivos de resolución de conflictos como la mediación, que aportan herramientas excelentes en cuanto a comunicación. También existen programas de formación específica en Mediación Sanitaria que pueden incorporarse.

 

La violencia sanitaria, una preocupación constante para FEMEBA

Con respecto a la violencia sanitaria FEMEBA realiza una importante labor. El Observatorio de Violencia Sanitaria de FEMEBA brinda información sobre el estado de situación del trabajo del profesional médico, tanto en el área pública como privada, atendiendo a su derecho a trabajar libre de violencia externa, a sus derechos como trabajador y a sus derechos personalísimos. Cuenta también con un Programa de Prevención de la Violencia a los Médicos.  Y con un servicio de Atención Psicológica Gratuita para todos los médicos federados.

¿Por qué dirías que es tan importante este trabajo con las organizaciones?

Por el presente y sobre todo por el futuro. Poner en marcha dispositivos de promoción del diálogo, capacitación permanente, mesas de escucha activa, grupos para compartir las emociones que desencadena el trabajo con el cuerpo enfermo de alguien que es como yo es garantía de estar trabajando para el futuro.

Todos vamos a ser “pacientes” y a todos nos gustaría que el día que nos toque transitar la experiencia seamos atendidos no solo por personas que saben lo que hacen, sino que pueden brindar la mejor atención desde la plenitud de su ser. No a desgano, rotos, llenos de parches funcionales, agotados y desmotivados.

Este nuevo paradigma en la mirada hacia el sistema de salud, cuidando y promoviendo la salud de las organizaciones y sus integrantes es una tarea que debemos retomar y sostener no solo para nosotros como equipos asistenciales, sino para la comunidad de la que somos parte. Trabajar en nosotros mismos es la mejor garantía de aportar al mejoramiento real de la sociedad en sí misma.

¿Y cuál es el camino?

Volver a la “vocatio” que nos trajo hasta aquí y nos coloca en esta escena. Desde la honestidad, el trabajo real, genuino y conjunto. El modo más amable de lograrlo es generando dispositivos dentro de las organizaciones de salud que puedan ocuparse del diagnóstico y del tratamiento de los equipos y de sus integrantes. En definitiva, es trabajar por la calidad y la seguridad que brindaremos en nuestras organizaciones.