Sebastián Wainraich: La paternidad es mi desafío más grande


Sebastián WainraichSebastián Wainraich es conductor, guionista, actor, standapero y padre. Un personaje que cambia, crece, arriesga, evoluciona y nos entrega talento en cada uno de sus apariciones.


 Sebastián Wainraich está en plena etapa de transformación y lo sabe. Con proyectos exitosos en la radio, el teatro y las plataformas de streaming, vive el que quizá sea su mejor momento profesional pero muchas veces el pudor lo hace pelear con la idea de ser un «referente» para las nuevas generaciones y reconoce que, a pesar de ser una figura pública desde hace muchos años, aún se sorprende cuando su familia aparece en las noticias.

“Que me reconozcan profesionalmente me encanta, pero me hace sentir grande y yo no me pienso a mí mismo necesariamente como una persona con la edad que tengo. Esa es la dualidad que a veces me cuesta compaginar en mi vida”, aseguró.

Y es que este hincha de Atlanta logró volver su psicosis cotidiana y las penurias cotidianas en materia prima humorística para «Vuelta y media», el ciclo que conduce con Julieta Pink en FM Urbana Play, y para sus obras de teatro como «Frágil», un unipersonal que está en cartel desde hace seis años y que luego de cuatro temporadas en la calle Corrientes ahora recorre salas de todo el país los fines de semana.

“El gran problema de mi vida, que es también mi bendición, es que siempre estoy pensando en trabajar y en sobrevivir, así que uso todo lo que me pasa como insumo para un guión, para discutirlo en la radio o para llevarlo al escenario”, reconoce con algo de culpa mientras se prepara para la entrevista, pero ya tomando nota de lo que sucede a su alrededor.

La conversación con Somos Médicos será interrumpida una vez cuando alguien lo reconoce y le grita, sin detener su marcha y llamando la atención de todas las personas alrededor: “¡Wainraich, capo!”. Entre avergonzado y contento, el conductor responde casi como por reflejo con un chiste: “Es alguien al que le pago para que haga esto en cada entrevista que doy”.

Sebastián Wainrache está en pareja con Dalia Gutmann hace casi dos décadas, es padre de Kiara y Federico, quienes lo enfrentan “al lío más bardo en el que jamás me metí” y este año estrenó la segunda temporada de «Casi feliz» la comedia cuasi-biográfica que escribió, produjo y protagonizó para Netflix centrada en un conductor de radio que descubre, cerca de los 40 años y con dos hijos, que su esposa ya no lo ama.

La serie fue uno de los éxitos de 2020 en plena pandemia y la escritura de su continuación fue la excusa perfecta para que Wainraich tuviese un proyecto que lo motivara durante los días más estrictos de aislamiento social preventivo y obligatorio.

El título de la serie y la cortina musical a cargo de Miranda! se volvieron, para muchas personas, una descripción perfecta de cómo se sienten en la adultez: «Si fuéramos felices todo el tiempo, sería insoportable. Lo del ‘casi’ es un chiste porque sí creo en cierta alegría pasajera, pero están también los mandatos que uno tiene frente a una coyuntura que muchas veces no te permite hacer lo que querés».

Surgido de las entrañas de las producciones radiales con las que Fernando Peña le quitó solemnidad al medio a comienzos de siglo, hace tiempo que Wainraich no carga con el peso de ninguna herencia y trata de repensar el rol que el hoy mítico conductor y humorista tuvo no sólo en su vida personal sino en el mundo de los medios.

De buen humor y con ganas de conversar, Wainraich se sentó con Somos Médicos para hablar sobre las diferentes transformaciones por las que está atravesando y que, si bien se dan en el marco de numerosos proyectos exitosos, sólo le permiten ser “casi” feliz.

 

Empecemos por una transformación más general, que tiene que ver con esta realidad que cada vez más está cruzada por lo digital. Si pensamos en los ámbitos en donde trabajás -como la radio, el teatro o el humor en la televisión, por citar algunos espacios- es inevitable descubrir cómo cambió todo por la emergencia de los podcasts, de las plataformas de streaming, de la posibilidad de que cualquiera grabe y suba contenido que filmó desde su butaca… ¿cómo te llevás con estos nuevos hábitos?

-Aunque no me siento el más apto con la tecnología, porque definitivamente no es mi habilidad más fuerte, me gusta mucho y creo que le sumó capas interesantes a mi trabajo. En la radio, por ejemplo, ahora nos ven y eso me gusta porque no es que ahora nos vemos en función de ella, sino que nuestra forma de trabajar frente al micrófono siempre tuvo algo de teatralidad que ahora puede ser apreciado por quien quiera.

En cuanto a las plataformas de streaming me cuesta comparar porque yo nunca escribí ficción para la TV de aire así que no sé si es algo diferente. Sí te puedo decir que la experiencia de las dos temporadas de “Casi feliz” se parece a la de hacer una película: teníamos guiones escritos antes de empezar a grabar, un equipo de producción con mucho tiempo para que planifique todo, un elenco que fue elegido con libertad y con tiempo… calculo que en eso se separa de lo que era la tele antes. No es que chequeábamos qué personaje pegaba o cuál generaba más conversación para mostrarlo más. Nos guió siempre la historia.

Y con respecto al teatro no lo había pensado, pero creo que es como mencionás: hay nuevas maneras de vivirlo, muchas veces veo que espontáneamente suben fragmentos o momentos y que son muy compartidos. No siempre es algo feliz: hay videos que me emocionan, pero también otros me enojan porque revelan algo o están mal filmados. Pero eso me lleva al otro aspecto positivo que encuentro en la tecnología, promocionar lo que uno hace es mucho más fácil, más directo y más concreto. Yo manejo mis propias redes y, en ese sentido, es mucho más espontáneo y no requiere intermediarios para hablar con la gente que me sigue.

 

Una segunda transformación que tuviste en el último tiempo es la mudanza de FM Metro, en donde estuviste trece años haciendo “Metro y medio”, a Urbana Play, una emisora recién creada para hacer “Vuelta y media”. Cuando se anunció la mudanza muchos se mostraron escépticos del cambio sin embargo no sólo mantuvieron audiencia, sino que crecieron, ¿te costó tomar la decisión?

-Hoy, con el diario del lunes, es más fácil hablar, pero hasta que dimos el paso con Urbana los cambios de hábitos en el dial eran lentos y pasaban varios meses hasta que la audiencia de un programa cambiaba de emisora. Pero yo era de los que estaba seguro de que debíamos irnos de FM Metro aunque también estaba muerto de miedo. Tenía dudas y mucha incertidumbre, pero fue la mejor decisión que tomamos.

No puedo soslayar que no fue una mudanza individual, sino que cambiamos la programación entera y eso fue el verdadero acierto, aunque, como era algo inédito, no estaba exento de cierto peligro.

Nunca lo vamos a saber con certeza, pero creo que si hubiese sido la mudanza de un solo programa tal vez no habríamos tenido este suceso tan rápido.

Pasar a Urbana Play nos permitió renovar la energía de todos los ciclos, no sólo del mío, y nos permitió un ingreso más fuerte a este mundo del streaming con imagen. La evolución tecnológica fue muy fuerte y poder estar en YouTube y en Twitch se logró gracias a que teníamos nuevos equipos para conseguirlo.

Y sin dudas nos va bien porque los programas están muy bien, es una programación sólida, moderna y que responde a lo que una parte del público quería escuchar.

Y hay una transformación final, quizá la más profunda pero también la que nunca se detiene: la de tu vida personal. El público sabe que estás en pareja hace casi 20 años con Dalia Gutmann y que tienen dos hijos. Tu hija más grande fue noticia hace poco porque cumplió 15 años, ¿cómo es ser padre en 2022?

¡Tan difícil como espeluznante y motivador! La paternidad es realmente la transformación constante, el delirio de criar en tiempo real a las personas que más querés en el mundo, el desafío más grande de mi vida y posiblemente el bardo más complicado en el que jamás me metí.

Creo que pocas veces se hace foco en el hecho de que mientras nuestros hijos crecen… ¡nosotros también crecemos! Entonces se da una dinámica que puede ser lúdica y un poco infantil, esto dicho de la mejor manera, porque todos estamos de algún modo jugando a la familia, en el sentido de que tenemos que improvisar mucho y cumplir ciertos roles, pero sin libreto.

Yo siempre me sentí como un chico, pero eso cambió cuando realmente aparecieron ellos como los chicos de mi vida y ahora veo que ellos no son tan chicos, pero yo tampoco me siento del todo adulto en muchas cosas… sé que no estoy siendo claro en lo que digo ¡pero es que en la paternidad casi nada lo es!

También hay algo distinto que nos pasa por ser figuras públicas: con Dalia no somos novatos en este mundo, pero cuando vimos varios portales hablando del cumpleaños de 15 de nuestra hija nos sorprendió ese interés, y eso que fueron todas notas muy positivas, porque de vez en cuando perdemos noción de que ellos también terminan involucrados en estas cosas y a veces nos preguntamos si está bueno que eso pase.

 

En una entrevista que te hicieron hace un tiempo te peleabas con que te llamaran “referente” porque dijiste que te sonaba a que era alguien retirado. Sin embargo, tu nombre suele salir mucho entre los humoristas y creadores de contenido más jóvenes cuando hablan de aquellos que los inspiran… ¿no te gusta pensarte como alguien que es referente sin por eso perder vigencia?

Creo que hacés referencia a alguna charla que tuve en el interior del país cuando voy con “Frágil” a algún teatro. Y cuando me presentan como “referente” no es que no me gusta, ¡al contrario! ¡me encanta! Pero me hace sentir grande y esa es la dualidad que a veces me cuesta compaginar en mi vida. Para mí un referente es Juan Alberto Badía así que imaginate mi extrañeza y mi orgullo cuando alguien me llama así. Pero, como te decía, yo no me pienso a mí mismo necesariamente como una persona con la edad que tengo.

Me pone contento que me digan referente porque soy consciente de que, o bien podrían no decir nada, o bien podrían decir cosas horribles. Lo que sí me pasa es que jamás yo me pondría en ese lugar por un tema de pudor. Pero disfruto mucho conociendo a las nuevas generaciones que hacen humor porque me sorprendo y aprendo mucho.

Me encanta invitar a los que son más jóvenes a la radio y hablar con ellos. Se da algo raro: suelen ser personas super fuertes en redes, con muchísimos más seguidores que yo y con comunidades grandes pero que a veces son desconocidos para el público que nos escucha a nosotros. Entonces me siento cómo en ese rol de mostrar lo nuevo y suelen darse situaciones de mucho agradecimiento porque ellos no nos necesitan para ser populares, porque ya lo son, pero les encanta ser invitados y conversar.

Retomando lo que charlábamos al comienzo sobre las revoluciones tecnológicas, a pesar de todos los nuevos medios la radio y la entrevista siguen siendo formatos que son apreciados y buscados incluso por los más jóvenes…

Hubo muchas profecías de muerte de los medios y por supuesto el mapa hoy es mucho más ancho y más variado, con nuevas plataformas que son muy exitosas pero la televisión y la radio siguen vivas.

Y si hablamos de la radio no podemos no hablar de Fernando Peña, con quien te formaste y por el que muchos te conocimos hace veinte años. Él, además de muy talentoso, fue siempre un provocador y un símbolo de rebeldía.
¿Cómo creés que sería un personaje así hoy, cuando la provocación es una moneda corriente en redes sociales y hasta en los medios?

Es muy difícil para mí hablar de estas cosas porque si hablamos de transformación, él fue un transformador total, no hubo nadie como él y no sé si alguna vez lo habrá. Fernando era puro talento y su talento era su provocación.

Por supuesto, él provocaba muchos escándalos y en general se lo separa de su talento porque parece que para hacerlo sólo hace falta no tener descaro o vergüenza, pero creo que lo que él hacía era único.

No te lo niego, a mí no era la parte que más me divertía y hasta en cierto punto me cansaba, pero no sé si viste la película “Joker”, sobre el Guasón… ¡Peña spoileó una escena! Bah, en realidad en su almuerzo con Mirtha Legrand sacó un arma y le apuntó a la conductora, tal como escribieron muchos años después en Hollywood… ¿quién puede jactarse haber sido tan pionero? Muy pocas personas

Lo de Fernando es una provocación lleva al extremo total. En ese sentido no se puede comparar con una cuenta de Twitter de alguien que inventa un personaje de facho o un instagramer que dice malas palabras…

¿Te imaginás cómo hubiese sido un Peña en estas épocas de explosión de redes sociales, de memes y de virales?

¡Te juro que no! Y creo que nadie podría hacerlo, estamos hablando de alguien totalmente imprevisible y, como te dije, de un talento único.