La ciudad de Doha impacta desde que ponemos el primer pie en suelo Qatarí. El Aeropuerto de Hamad es un anticipo de una ciudad llena de lujos y fastuosidad. Desde esas tierras llega esta primera crónica.
Por Matías Marcilese, desde Doha
En medio de la oscuridad y mientras el descenso del avión comienza a ser más pronunciado se ve a lo lejos una silueta perfecta de luces que brillan en la nada misma.
Cuando nos vamos acercando descubrimos que es la bella y atrapante Doha con sus rascacielos iluminados a todo glamour. Una ciudad que parece ser demasiado pequeña para la cantidad enorme de rascacielos que posee.
Un arrival inolvidable
Nos reciben trabajadores en el Aeropuerto de Hamad con una sonrisa hospitalaria. Qatar en su totalidad parece muy feliz de ser la capital del mundo en noviembre y diciembre 2022. El esfuerzo para que todos los visitantes nos vayamos con la mejor impresión es notorio.
Luego de mostrar el pasaporte y la Hayya Card, requisito indispensable para entrar en época de Mundial, empiezo a recorrer el aeropuerto, que parecería estar diseñado para que los viajeros no quieran irse de ahí.
El Hamad fue considerado como el mejor aeropuerto del mundo en 2021 y tiene 10 veces más acero que la Torre Eiffel. Sencillamente abrumador. La sensación es realmente como llegar al futuro, o al menos a un presente de un país que apuesta mucho a su futuro y a que el mundo se lleve la mejor impresión de su visita al Mundial.
Toma unos minutos ajustar la mirada a las grandes pantallas y aclimatarse en tiempo y espacio en lugares tan amplios y ostentosos.
Encuentro de culturas
Una de las cosas que me empieza a sorprender es el choque cultural. Árabes con túnicas blancas, inmaculadas y turbantes -cuyas características nos permiten saber si son saudíes, qataríes o de los Emiratos Árabes Unidos- se cruzan en un mismo ambiente con europeos en bermuda y remera.
También caminan mujeres árabes cubiertas con sus burkas negros y se entrecruzan con chicas con el pelo teñido en short y musculosas, dispuestas a vivir el mundial.
Glamour y marcas
Los locales comerciales son dignos de una visita sin límite de horarios. Las mejores marcas del mundo se encuentran en el Hamad. Los productos más excéntricos que son lo más modernos de la moda occidental y todo extremadamente fastuoso, al estilo qatarí.
También se muestran diferentes monumentos históricos como la Torre de Babel; todo en modo árabe con una ostentación digna de conocer. Nada que envidiarle a la 5ta avenida de New York.
Casi una ciudad
Si los pasajeros en tránsito o los que llegan en horas de la madrugada necesitan descansar, no hay ningún impedimento. El aeropuerto tiene un hotel 5 estrellas en su interior, ellos lo llaman un “oasis de exclusividad y tranquilidad”.
Además, cuenta con canchas de squash, gimnasio, pileta de 25 metros, salas de relax con iluminación baja y música relajante, restaurantes con comidas árabes, americanas e italiana, entre otros, muestras de arte coordinadas con el Museo de Qatar, un sector con servicios de belleza, tratamientos faciales y corporales, masajes anti-jet lag, salones para fumadores y tres mezquitas, entre otras cosas para que cada persona disfrute al máximo sus horas en el aeropuerto internacional Hamad de Doha.
De las perlas al oro negro
Un país que en el siglo XIX entraba al mar a recolectar perlas para vender a los japoneses y no sabía qué hacer cuando estos empezaron a cultivarlas cerca de su isla encontró petróleo a principios de 1900. Más tarde, en 1971, se independizó del Reino Unido y no paró de crecer hasta convertirse en una potencia mundial y mostrar al mundo su fastuosidad edilicia y sus comodidades extremas para vivir.
Qatar está disfrutando ser la capital del mundo en este Mundial y los que estamos aquí, vivimos de primera mano su hospitalidad y su ostentación en cada uno de sus lugares maravillosos.