Las contraseñas seguras nos dan acceso a nuestros datos y los protegen de los demás. Con el aumento de las estafas virtuales y los delitos informáticos es bueno tenerlas al día y gestionarlas de manera correcta.
De niños era casi un juego, el encanto de lo secreto: tener una contraseña con los amigos, inventar códigos ocultos que nos permitían acceder a lugares prohibidos. Hoy, en el mundo tecnológico en el que vivimos de adultos, las contraseñas son una necesidad y a veces una complicación.
Una contraseña es tan importante como la información que protege. Sirve para cuidar nuestros datos privados y por eso es muy importante que sea lo suficientemente segura para que nadie tenga acceso a ellos sin nuestra autorización.
Una contraseña es una combinación de números, letras y símbolos creada para proteger la información y los datos personales que tenemos almacenados en nuestras computadoras, tablets y celulares.
También existen otros métodos de acceso como la huella digital, el reconocimiento facial y el dibujo de patrones.
La creación y gestión de contraseñas es un tema que tiene sus complicaciones y también sus soluciones.
Las contraseñas seguras evitan el intrusismo o suplantación de identidad digital, ayudan a evitar el ‘spam’ y otros problemas de acceso a los datos por parte de terceros.
Cada vez se registran más casos de problemas de seguridad en la red. Y la despreocupación de los usuarios es una de las causas más frecuentes para que esto suceda. Por suerte la prevención es simple.
Elegir, crear y lograr recordar las contraseñas que usamos en nuestra vida digital es muy importante y la misma tecnología nos ofrece maneras de hacerlo.
La creatividad como herramienta para la seguridad
Una contraseña es como un candado o una cerradura. Si no usaríamos un candado pequeño y débil para resguardar nuestros valores y objetos preciados, ¿entonces por qué hacemos eso con nuestra información usando contraseñas vulnerables?
Existen algunos buenos hábitos que conviene llevar a cabo y seguir para la elección y gestión de nuestras claves de acceso. Con estos consejos es posible tener nuestros datos mejor protegidos:
- Una contraseña debería tener un porcentaje de seguridad, de al menos 70%
- Es importante cambiar las contraseñas con frecuencia, entre 30 y 60 días, al menos en los sitios más importantes
- No es conveniente usar la misma clave para diferentes cuentas correo, perfiles de redes, aplicaciones, sitios, etc.
- No dejar contraseñas escritas en papeles o post-it alrededor de la computadora
- La combinación de letras mayúsculas y minúsculas, símbolos y números aumenta la seguridad.
- Nunca es bueno guardar las contraseñas de acceso en una computadora que usan otras personas
- La creatividad está de nuestro lado: es mejor no utilizar nombres o números asociados a datos personales como fecha de nacimiento, nombres de mascotas, etc.
- Evitar las contraseñas fáciles de acertar como ´12345´ / ´admin´/ ´contraseña´ puede ayudarnos a estar más seguros
Después de crear, recordar
El perfil de Facebook, el de Instagram, el de Tik Tok, el mail, LinkedIn, las apps laborales, los bancos, el supermercado y una larga lista de etcéteras nos exigen crear y usar una contraseña para acceder al mundo de posibilidades que la tecnología nos ofrece en la actualidad. Ya que no es conveniente usar la misma clave de acceso, deberíamos recordar tal vez cientos de contraseñas y, como si fuera poco, saber a qué sitio corresponde cada una de ellas.
«Al cerebro hoy se le exige mucho más que en otras épocas. Está sobrecargado, ya no podemos retener tanta información», le dijo María Roca, doctora en Psicología y subdirectora del Departamento de Neuropsicología del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) al diario Clarín.
Recordar todas nuestras contraseñas es una misión casi imposible, pero existen diferentes métodos para hacerlo.
Un método casero es anotar las contraseñas en papel, no todas juntas y guardarlas en un lugar seguro. Algunos sugieren incluso partir las contraseñas y guardar la mitad en cada uno de los cuadernos para aumentar la seguridad. La debilidad de este método es que, si perdemos el cuaderno, tendremos bastantes y variados problemas.
Una segunda opción es usar nuestra memoria ayudándola con reglas nemotécnicas y generando claves difíciles de adivinar, pero que nosotros podamos recordar por estar vinculadas a recuerdos muy significativos o por estar basadas en reglas lógicas.
Memoria online
Y la tercera alternativa es utilizar gestores de contraseñas: aplicaciones que sirven para almacenar nuestras credenciales (usuarios, contraseñas, sitios web a los que corresponden, etc.) en una base de datos cifrada mediante una contraseña maestra. De esta manera en lugar de cientos, solo deberemos recordar una. Eso sí, mejor no olvidar esa porque se nos cerrarán todas las puertas a nuestra información y nos convertiremos en un extraño de nosotros mismos.
La mayor parte de los navegadores cuentan con sus propios gestores de contraseñas nativos que almacenan todas las contraseñas que usamos y nos las recuerdan al identificarnos. La contra es que son bastante básicos y prácticamente no tienen opciones más allá del recordarte las contraseñas.
En Google, por ejemplo, alcanza con entrar a passwords.google.com y encontraremos un listado con todas las contraseñas que le hayamos pedido guardar.
Pero también existen apps, tanto gratuitas como pagas, que ofrecen un sistema más completo: además de almacenar contraseñas, también nos ayudan a cuidarlas y gestionarlas.
La mayoría de estos gestores permite guardar contraseñas para usarlas en cualquier momento y lugar. Algunos, además, incluyen un sistema para crear contraseñas fuertes de manera automática y aleatoria y también alertas que avisan cuándo una contraseña es débil o está repetida en varios servicios. Otros cuentan con sincronización en la nube para poder utilizar estas mismas contraseñas en varios dispositivos.
Existen algunos que pueden realizar análisis periódicos de correos en la Dark Web para ver si se ha filtrado alguna contraseña, ofrecen la posibilidad de compartir algunas de ellas de manera controlada, brindan almacenamiento en la nube de notas y textos cifrados, y gestionan métodos de pago o el autocompletado de direcciones y datos personales.
El punto débil de los gestores es que dejamos datos personales muy sensibles en manos de un tercero como una empresa que, como todas, también puede sufrir un robo de datos.
Algunos recomendables
- 1Password: Ideal para usuarios de macOS e iOS. Sus versiones para Windows y Android son un poco inferiores, aunque no dejan de tener todas las funciones esenciales como la de compartir claves, la sincronización con móvil, o con Dropbox. Es pago.
- LastPass: tiene una modalidad gratuita con casi todas las funciones esenciales. La versión Premium suma las de compartir contraseñas o almacenamiento en la nube. Funciona directamente desde el navegador y sin aplicaciones de escritorio. Tuvo algunos problemas de seguridad en el pasado, pero siempre los solucionaron rápida y eficazmente.
- KeePass: Es totalmente gratuito, y cada vez está ganando más usuarios satisfechos. Su interfaz no es la mejor, pero cuenta con todas las opciones esenciales de recordar contraseñas de webs, correos y servidores FTP.
- Bitwarden: tiene opciones gratis y pagas para empresas, es multiplataforma y compatible con varios navegadores.
- PasswordSafe: no tiene el mejor diseño, pero es gratuito y tiene todas las funciones básicas de guardado de contraseñas.
- Roboform: es una solución básica para móvil y escritorio, aunque sin sincronización de contraseñas en la versión gratis.
Cuidar nuestros datos en la web es importante para sacarle todo el provecho a una de las herramientas más importantes creadas por la humanidad, evitando peligros.