Llega una de las fechas patrias más importantes de nuestra historia, y hablamos con Daniel Balmaceda para que nos cuente un poco del lado B del 25 de mayo.
Daniel Balmaceda es historiador, escritor y periodista. Pero, sobre todo, es lo que de común tienen esas profesiones: un buscador curioso, un investigador avezado e incansable.
En sus libros no solo plasma la historia tal como la conocemos en los manuales, sino que gira la mirada para rescatar escenas y anécdotas y contarlas con tanto rigor como ingenio.
En sus más de 20 libros y cientos de columnas, Daniel Blamaceda contagia generosamente ese amor por el conocimiento y la historia. Escucharlo y leerlo es ameno y entretenido y nos ofrece esa chispa de saber y pasión capaz de encender el motor del conocimiento.
Generosamente, compartió con nosotros una mirada sobre la Revolución.
Desde chicos, tenemos la imagen de una plaza donde estaban prácticamente todos los habitantes de Buenos Aires preocupados por saber de qué se trataba, pero ¿quiénes estaban realmente en la plaza?
Bueno, aquí lo que tenemos que tener en cuenta es que hubo tres plazas importantes en la semana de mayo. Una el 21 de mayo, otra el 22 y otra el 25. El 21 hubo una gran reunión en la plaza para reclamar el Cabildo Abierto. El 22, como estaba el cabildo abierto funcionando, hubo mucha gente, no tanta como el primer día, pero hubo mucha gente en la plaza. Eran los que no estaban invitados y querían seguir las alternativas del Cabildo Abierto, de la Asamblea General. Y el tercer día, el 25 de mayo, fue la menos multitudinaria, por la lluvia.
Ese día se reunieron principalmente los grupos más de juventud y algunos de los patriotas ya de 40 años, sobre todo para apurar las decisiones que se tenían que tomar en el cabildo. Tenía que decidir la necesidad de un gobierno que reemplazara al virrey. Así que, ¿quiénes estaban realmente en la plaza? el vecindario, y cuando decimos el vecindario, son hombres, en su gran mayoría jóvenes, por lo general de las familias patricias, de las familias que vivían en los alrededores. Muy poca gente que llegaba de la zona de quintas; lo que se llamaba la zona de quintas era 20, 22 cuadras, 25, pero ya poca gente. Así que estaba muy concentrado en el centro de la ciudad, los habitantes que vivían en el centro de la ciudad con ciertos privilegios, porque pertenecían a familias que eran propietarias, etc.
Y en ese momento ¿cómo era la sociedad?
A grandes rasgos la sociedad era principalmente todo este vecindario, con derechos y deberes. Había un vecindario muy de elite y después venía el grupo llamado los comerciantes, podía haber un platero, el que tuviera una pulpería… digamos los que generaban negocios de comercio, inclusive en la propia plaza donde había una recova, y después estaba la clase más baja compuesta por lo que hoy llamaríamos servicio doméstico y esclavos.
Todos los que estaban en la plaza ¿entendían la situación que estaban viviendo?
Sí, la situación la comprendían porque se hablaban entre ellos, pero no es que todos llegaron a la plaza sabiendo de qué se trataba lo que se estaba conversando, pero se sabía que había una agitación y que había decisiones institucionales muy fuertes que tomar. Y las pudieron conocer con más detalle en la plaza el día 21; ahora en la del 25 ya se sabía que todo estaba en marcha, digamos el 25 era ya empujar a las decisiones finales. Y de hecho, el 24 hubo gente en la plaza también. Pero era más una formalidad porque se formó la junta previa a la Primera Junta. El 25 sabían que estaban tomándose decisiones definitivas, eso sí.
¿Había gente que a lo mejor estaba en la plaza un poco casualmente y miraba extrañada lo que pasaba, toda esa otra gente reunida?
No es que había paseantes ocasionales en la plaza, sobre todo porque era un día de lluvia, era un mal día. Podía haber algunos comercios de la plaza, digamos. Porque para atrás, a espaldas de la gente reunida, había un mercado. La plaza en realidad era un gran mercado. Pero el día tampoco ayudaba, con lo que podía ser que hubiera comerciantes vendiendo pescado, vendiendo carne, vendiendo huevos, gallinas, pollo, perdices, zapallo, también cuentas para hacer adornos. Todo eso se vendía, entonces podía ser que hubiera paseantes ocasionales, pero el día no acompañó.
¿Y las mujeres participaban en estas cosas?
Prácticamente no había mujeres. La mujer no participaba de este tipo de actividades, y menos un día de lluvia. Es decir, hablaban entre ellas, se reunían en las casas y se enteraban de todo. ¿Que hubo mujeres con peso en la Revolución de Mayo? Sí. Pero si estamos hablando de la situación plaza, no.
¿Realmente decían “el pueblo quiere saber de qué se trata”?
En realidad, la pregunta “el pueblo quiere saber de qué se trata”, es un error. Es una frase que se fue transformando hasta convertirse en esa.
Lo cuento en un libro que escribí hace 20 años. La pregunta era, el pueblo quiere saber de lo que se trata, y hacía referencia a lo que se estaba tratando dentro del cabildo, “queremos saber allá arriba, qué tema están tratando”. Es decir, sabemos qué está pasando, pero queremos saber lo que se trata. Eso, en lenguaje de ese tiempo, significaba el pueblo quiere saber qué temas se están tratando, que no están resolviendo el tema de la aceptación de la Junta de Gobierno.
Mucho se habló sobre la presencia o ausencia de paraguas, ¿existían realmente los paraguas en ese momento? ¿cómo eran?
Sí, había paraguas en 1810. En general funcionaban como paraguas y como sombrillas, no eran muy impermeables que digamos, el diámetro era bastante chico, así que no podemos imaginar esos paraguas negros, gigantes, impermeables. Eran mucho más sencillos.
En el Museo Histórico Nacional hay un paraguas que perteneció a Saavedra, así que es fácil advertir que los paraguas no eran un elemento cotidiano. Y tal como decía, se usaban también como sombrilla, con lo que, en una lluvia, la presencia del paraguas tampoco era habitual.
Si hubo, debe haber habido muy, muy pocos, dos o tres como mucho, en un grupo, que nunca, nunca fue mayor a 250 personas.
¿Cuánto cambió la vida cotidiana de la gente después del 25?
La vida cotidiana de la gente no cambió. En todo caso lo que cambió a la sociedad fue la guerra de la independencia que se generó a partir de las decisiones tomadas por la revolución.
Siguieron yendo al mercado, participando de las tertulias… De hecho, Buenos Aires recién entendió lo que estaba pasando, digamos, en el aspecto bélico en 1811, cuando un barco realista llegó y bombardeó, tiró cañonazos a la ciudad. Pero quiero decir, obviamente sabían que había una guerra, pero visualmente eso fue todo lo que pudieron apreciar.
Además de leer sus libros para seguir disfrutando de la historia y sus recovecos, Balmaceda comparte mucha y muy buena información en sus redes en Tik Tok, Instagram y Twitter.