Marie Curie, la primera mujer en ganar un premio Nobel. La curiosa historia de sus hijas y sus nietos.
No respetar, saltarse, pasar más allá de las normas o costumbres: transgredir. El verbo viene del latín transgredior-gressum que significa ir más allá. Y eso es lo que hizo Madame Curie en muchos y muy importantes momentos de su vida.
María Salomea Skłodowska más conocida como Marie Curie nació en Varsovia el 7 de noviembre de 1867. Sus inclinaciones y capacidades para las ciencias se vieron desde chica, pero en aquellos días no estaba permitido que las mujeres estudiaran en la universidad Sus estudios se demoraron hasta que entró en la Uniwersytet Latajacy, una institución clandestina de educación superior que admitía mujeres entre sus inscriptos.
En 1891 Curie llegó a París y continuó sus estudios de ciencias y física en La Sorbona. Fue la primera de su clase. Cuando buscaba un laboratorio, encontró el amor: conoció a Pierre Curie.
“Cuando entré al salón, estaba parado entre las puertas abiertas de un ventanal. Se veía muy joven, aunque tenía 35 años. Me impresionó la expresión abierta de su rostro y el leve indicio de desapego en toda su actitud. Su hablar, lento y deliberado, su sencillez y su sonrisa, a la vez grave y juvenil, me inspiraron confianza. Nos volvimos a encontrar en la Sociedad de Física y en el laboratorio. Entonces me preguntó si me podía visitar…
Pronto desarrolló la costumbre de hablarme sobre su sueño de una existencia consagrada enteramente a la investigación científica y me pidió compartir su vida. Nuestro trabajo nos acercó más y más, hasta que los dos estábamos convencidos de que ninguno de nosotros podría encontrar un mejor compañero de vida», cuenta la científica en «Marie Curie y la Ciencia de la Radioactividad», un texto de Naomi Pasachoff escrito para el Instituto Estadounidense de Física (AIP, por sus siglas en inglés: American Institute of Physics).
Marie usó un vestido azul oscuro para casarse porque «No tengo vestido excepto el que uso todos los días. Si usted va a ser tan amable de darme uno, por favor, que sea práctico y oscuro, de tal manera que me lo pueda poner después para ir al laboratorio».
El matrimonio eligió pasear en bicicleta por la campiña francesa como luna de miel. Del matrimonio de Marie y Pierre nacieron dos hijas, Irene y Eve, y un Nobel de Física. En 1903 se llevaron el codiciado galardón por sus estudios sobre la radiación.
«Al principio, Marie no fue incluida en la nominación. Pero cuando Pierre se enteró, se quejó y su nombre fue añadido. Así se convirtió en la primera mujer en recibir un Nobel», recuerda la fundación que intentaba rechazar a la científica por primera vez.
Tres años después, Pierre Curie murió después de ser atropellado por un carruaje. “Todo ha llegado a su fin, Pierre está durmiendo su último sueño bajo la tierra; es el fin de todo, todo, todo», escribió la científica en su diario.
Sin embargo, cinco años después, Marie ganaría su segundo Nobel, esta vez en Química.
Segundo Nobel, segunda polémica
A pesar de la tristeza y de la sensación de final que Marie expresaba en sus diarios, la carrera científica de la viuda de 38 años siguió dando frutos. Tanto que, en 1911, se convirtió en la primera persona en recibir dos premios de la Academia Sueca.
Esta vez, el de Química «por el descubrimiento del radio y el polonio, el aislamiento del radio y el estudio de la naturaleza y compuestos de este destacable elemento químico».
Sin embargo, Marie Curie estuvo a punto de perder su segundo galardón. Años después de la muerte de Pierre, la científica mantuvo una relación con un físico que había sido estudiante de su esposo. Su nombre era Paul Langevin, era más joven que ella, alto y elegante. Y, además, era casado.
A pesar de que intentaron mantener la relación en secreto, la mujer de Langevin se enteró. Tres días antes de que Marie Curie recibiera su segundo premio Nobel, Madame Langevin declaró públicamente que ella y su marido tenían una relación amorosa y pidió el divorcio y la custodia de los hijos.
La prensa tomó partido por la mujer despechada y convirtió a Madame Curie en la malvada de la historia. Pronto no sólo la atacaban por “haber seducido” a un hombre casado, también por su origen polaco. Incluso hicieron una manifestación en su casa.
El comité del Nobel se alarmó. «Debemos hacer todo lo posible para evitar el escándalo y tratar, en mi opinión, de impedir que Madame Curie venga», señaló el bioquímico Olof Hammarsten. «Si viene y este asunto sale a la luz, creará dificultades en la ceremonia y, particularmente, en el banquete. Sería muy desagradable y difícil para la realeza presente en la audiencia y no sé quién podría sentarse en la misma mesa con ella», agregó.
El premio Nobel sueco Svante Arrhenius le escribió a Marie: «Le ruego que se quede en Francia; nadie puede calcular lo que podría pasar aquí… Espero que diga que no quiere aceptar el premio antes de que en el juicio de Langevin se demuestre que las acusaciones en su contra no tienen fundamento».
Marie le contestó: «El premio me lo dieron por el descubrimiento del radio y el polonio. Creo que no hay ninguna conexión entre mi trabajo científico y los hechos de mi vida privada».
Albert Einstein también tuvo su opinión «¡Ve a Estocolmo! -le dijo. Estoy convencido de que debes despreciar este alboroto». Desafiante, Marie Curie, llegó a recibir su premio por sus descubrimientos. Ni en la ceremonia ni en el banquete en el que estuvo sentada junto al rey hubo incidentes.
Un círculo amoroso
En 119 años, el Premio Nobel fue otorgado 876 veces a hombres y 58 veces a mujeres. Tan sólo 22 han sido galardonadas en las categorías de Física, Química y Fisiología.
El matrimonio de Paul y Jeanne Langevin pudo llegar a un acuerdo fuera de tribunales. Pero la relación de Paul y Marie terminó en poco tiempo y quedó entre ellos una buena amistad.
Sin embargo, el destino quiso que, de alguna manera, la historia de Paul y Marie tuviera su revancha: muchos años después y de manera enteramente casual, la física nuclear Hélène Joliot se casaría con su colega Michel Langevin. Hélène era nada menos que la nieta de Marie y Pierre Curie y el abuelo de Michel no era otro que Paul Langevin.