Bebidas energizantes: consumo en adolescentes

 

bebidas energizantes

Los componentes de las bebidas energizantes pueden generar efectos indeseados. Por eso es importante informarse antes de consumirlas, sobre todo cuando se trata del consumo en niños y adolescentes.


Agua, azúcar, cafeína, vitaminas, minerales y estimulantes no nutritivos, como guaraná, taurina, L-carnitina, glucuronolactona y ginseng: estos son básicamente los ingredientes que componen las llamadas bebidas energizantes, sin contar algunos aditivos como vitaminas del grupo B, conservantes y saborizantes.

Según los datos de la Cámara Argentina de la Industria de Bebidas sin Alcohol (Cadibsa), la categoría de bebidas energizantes viene creciendo en los últimos años.

En 2021 el consumo creció un 58% en comparación al año anterior, aun así, su participación en la industria de bebidas sin alcohol es pequeña, alcanza alrededor del 1%.

La principal fuente de energía de este tipo de bebidas es la cafeína, aunque el azúcar también tiene una presencia importante.

En promedio hay unos 40 mg de cafeína cada 100 ml de bebida, es decir unos 160 mg por lata, lo que equivale a tomar 3 cafés con unos 10 sobres de azúcar. Existen algunas versiones light que reducen la cantidad de azúcares y los reemplazan por edulcorantes.

¿Cuánto es mucho?

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Todos estos compuestos pueden resultar beneficiosos o tóxicos en los adultos, dependiendo de la dosis.

“Según información de Mayo Clinic, hasta 400 miligramos (mg) de cafeína al día parece ser seguro para la mayoría de los adultos sanos. Esa es aproximadamente la cantidad de cafeína en cuatro tazas de café, 10 latas de cola o dos bebidas energizantes. Hay que tener en cuenta que el contenido real de cafeína en las bebidas varía mucho, especialmente entre las bebidas energizantes.
La cafeína en polvo o en líquido puede proporcionar niveles tóxicos de cafeína, ha advertido la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos.

Una sola cucharadita de cafeína en polvo equivale a unas 28 tazas de café. Esos altos niveles de cafeína pueden causar graves problemas de salud y posiblemente la muerte.
Aunque el uso de la cafeína puede ser seguro para los adultos, no es una buena idea para los niños. Es necesario advertir a los adolescentes y adultos jóvenes sobre la ingesta excesiva de cafeína y la mezcla de cafeína con alcohol y otros medicamentos.
Las mujeres embarazadas o que están tratando de quedar embarazadas y las que están amamantando deben hablar con sus médicos sobre la posibilidad de limitar el uso de cafeína a menos de 200 mg diarios.

Incluso entre los adultos, el consumo excesivo de cafeína puede causar efectos secundarios desagradables. Y la cafeína puede no ser una buena opción para las personas que son muy sensibles a sus efectos o que toman ciertos medicamentos”, asegura el Dr. Martín Cañás del área de farmacología de FEMEBA.

Efectos inesperados

Las bebidas energizantes prometen, precisamente, un shock de energía, una mayor capacidad de concentración y un mejor rendimiento para realizar distintas actividades. Es por eso que muchos jóvenes y adultos las usan para reemplazar el café u otras sustancias estimulantes en diferentes situaciones como momentos de entretenimiento, durante el trabajo o el estudio, e incluso antes, durante o después de practicar deportes.

Sin embargo, este tipo de bebidas pueden causar efectos indeseados.

Como le pasó a Silvia quien relata que después de tomar una lata “no me dormí hasta que amaneció” y por eso no quiso repetir la experiencia.

“Los riesgos asociados se relacionan principalmente con la ingesta excesiva de cafeína, que puede asociarse a manifestaciones en el sistema nervioso sobre todo relacionado con la excitabilidad, estrés y ansiedad. De acuerdo a algunos autores como Carnevali de Falke, también puede llevar a episodios de psicosis o manía, hiperactividad, agresión, falta de control de los impulsos. Por otro lado, puede producir trastornos cardíacos, arritmias cardíacas, síndrome coronario agudo e incluso muerte súbita.

Además, hay que recordar que son bebidas azucaradas, que aportan una cantidad aproximada de 45 kcal/100 ml, y favorecen el desarrollo de obesidad y diabetes”, dice el Dr. Cañás.

Consumo controvertido

Diferentes estudios relacionan el consumo de bebidas energéticas con problemas cardiovasculares graves, incluidas arritmias, problemas de presión arterial y muerte cardíaca súbita.

Por su parte la Organización Mundial de la Salud (OMS) también se ha pronunciado asegurando que “el alto consumo de este tipo de bebidas puede representar un peligro para la salud pública”, sobre todo por la falta de regulaciones en la venta.

En febrero de 2018, el Colegio Estadounidense de Medicina Deportiva (ACSM) realizó una declaración oficial con advertencias de uso. Allí recomendaba evitar el consumo en niños y adolescentes, personas con afecciones cardiovasculares u otros problemas médicos y en situaciones como hidratación antes, durante y después del ejercicio físico o mezcladas con alcohol o medicamentos.

En la Unión Europea, las bebidas con más de 150 gramos de cafeína por litro deben especificar el contenido exacto de dicha sustancia y contar con una etiqueta con la indicación “Alto contenido de cafeína. No recomendado para niños o mujeres embarazadas o en periodo de lactancia”.

En nuestro país “la Disposición de ANMAT N° 3634/2005 y la de CONAL en 2013 establecen el contenido máximo de cada componente y las advertencias que deben contener:

  • ‘Consulte a su médico” o “consulte a su médico antes de consumirlo’
  • ‘No utilizar en caso de embarazo, lactancia ni en niños’
  • ‘Mantener fuera del alcance de los niños’
  • ‘Este producto no debe ser utilizado por diabéticos’
  • ‘Personas de edad o con enfermedades deberán consultar con su médico antes de consumir este producto’
  • ‘El consumo con alcohol es nocivo para la salud’
  • La norma mencionada también establece que la publicidad de bebidas energizantes no debe asociar a estos productos, ‘directa o indirectamente, al consumo con bebidas alcohólicas’. Tampoco deben presentarse en los anuncios ‘como productoras de bienestar o salud’. Además, ‘su consumo no debe vincularse con conceptos de mayor éxito en la vida afectiva y/o sexual de las personas, o en actividades deportivas, o hacer exaltación de prestigio social, virilidad o femineidad’” nos informa el Dr. Cañás.

Bebidas energizantes, niños y adolescentes

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Las bebidas energizantes nacieron en los años 80, pero recién llegaron a nuestro país en 2001. En un principio, su consumo estaba asociado con la noche y el alcohol. Sin embargo, en la actualidad niños y adolescentes la consumen sin alcohol durante el día.

Se estima que los chicos comienzan a beber estas latas alrededor de los 12 años, porque son de venta libre. Los padres muchas veces ignoran los riesgos que pueden generarles.

Los pediatras están preocupados por los efectos que producen las bebidas energizantes en adolescentes frente a su creciente consumo en los menores de 18 años, estimulado por mensajes que alientan el rendimiento deportivo y la concentración mental.

“Hay que tener precaución porque muchas de estas bebidas tienen el doble de cafeína que una taza de café o bebida cola. La cafeína es un medicamento, un estimulante que genera actividad cardíaca, como el aumento de la frecuencia, extrasístoles o taquiarritmia, taquicardia y también produce síntomas neurológicos como el insomnio. Una taza de café tiene 40 miligramos mientras que estas bebidas pueden llegar a contener 80 o hasta 100”, le explicó a La Nación Silvia Cabrerizo, médica pediatra, toxicóloga y secretaria del grupo de trabajo de adicciones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

Ser padres y madres hoy

Entre los padres y madres, las opiniones son diversas, algunos permiten el consumo de manera libre, otros lo limitan y otros directamente lo prohíben.

“Mi hijo de 12 años la probó en una situación social y le gustó. Yo quise probarla para ver qué era y ahora la compartimos. Como no tenemos ninguna situación de salud cardíaca, no me parece que traiga ningún riesgo, es lo mismo que tomar café” nos cuenta Natalia que vive en Santa Fe.

Virginia, en cambio, cuenta que regula el consumo para que sus hijos de 11 y 15 se saquen el gusto sin excederse “las toman más por moda que otra cosa, es como un permitido que les doy, junto con mi cerveza del sábado, como una excepción”, nos cuenta.

El problema también es que las bebidas energizantes son de venta libre y los chicos las pueden comprar en cualquier quiosco.

Así nos lo cuenta Wanda “Luki tuvo un tiempo de tomar más seguido. Dos por semana por lo menos. Sé que cuando salía con amigos a la plaza se compraban. Es muy difícil saber con qué frecuencia. También le compré en el super un par de veces. Por suerte, ahora, creo que no toma tanto. Una cada 15 días o menos. Como se la compra él y es tan cara, el consumo se limita por ese lado”.

En muchas casas, el tema fue motivo de charlas. “En casa concientizamos, les explicamos que para nosotros es una porquería, pero no prohibimos, porque la pueden comprar en cualquier quiosco así que Cami, de vez en cuando compra”, relata Lulu.

El tema de la venta libre aparece entre los relatos de muchos de los padres de adolescentes.

Coni asegura que, “además de que son productos a los que los chicos pueden acceder sin mayores dificultades, tampoco hay mucha información, yo no tenía idea de qué eran, por eso me informé antes de prohibirle el consumo a los chicos”.

¿Y los deportistas?

En cuanto a la asociación de las bebidas energizantes con el deporte, las opiniones están divididas, si bien hay quienes recomiendan tomarlas 20 minutos antes de realizar deportes de larga duración, otros remarcan los peligros de su consumo.

En cuanto a niños y adolescentes, el sitio Kidshealth asegura “Lo único que necesita la mayoría de los adolescentes para mantenerse bien hidratados es beber agua antes, durante y después de hacer deporte. A algunos deportistas que hacen ejercicio durante largos períodos de tiempo o en días muy calurosos les puede ir bien tomar bebidas deportivas que contengan azúcar y electrolitos”.

Y recomienda “Lo mejor es que no pruebes las bebidas energizantes. Muchos de sus ingredientes todavía no se han estudiado en los niños ni en los adolescentes y podrían ser nocivos”.

Felipe tiene 23 años, es deportista, juega fútbol y se cuida muchísimo, “el cardiólogo le dijo que no tomara energizantes. En casa les decimos que no tomen energizantes y por supuesto que traten de no tomar alcohol. Los dos, el de 23 y el de 18 son muy cuidadosos con sus dietas”, nos cuenta Marcela.

Noche, alcohol y bebidas energizantes

Las noches de diversión pueden ser largas. Por eso, las bebidas energizantes encuentran en ellas un lugar de privilegio. Permiten pasar más horas despiertos y alertas.

Mezcladas con bebidas alcohólicas, las energizantes no sólo aumentan los riesgos cardiovasculares, sino que además contribuyen a una mayor ingesta de alcohol, ya que, al anular el adormecimiento, les da a los consumidores más tiempo para tomar.

“La combinación de cafeína y alcohol puede alterar la percepción de la intoxicación alcohólica y exponer a las personas a mayor riesgo”, explica el Dr. Cañás.

Por otro lado, el efecto desinhibidor del alcohol, sumado a la energía extra podría ser un combo que conduzca a tener conductas indeseadas.

Todo en su justa medida

Como sucede con casi todo en la vida, la moderación, la información y la precaución parecen ser las claves. Incluso entre los adultos, el consumo excesivo de cafeína puede causar efectos secundarios desagradables. Y la cafeína puede no ser una buena opción para las personas que son muy sensibles a sus efectos o que toman ciertos medicamentos.

Por un lado, la mayoría de los expertos sostienen que el consumo ocasional de una bebida energizante no es peligroso en sí. Aunque, insisten en subrayar que no todas las personas reaccionan igual al consumo de estimulantes. Habrá que tener en cuenta el historial de salud de cada uno para ver si conviene o no evitar su consumo.

Por otro, no se trata de demonizar a las bebidas energéticas. Si se beben con moderación, pueden ser seguras.

De todas maneras, siempre es mejor buscar alternativas que permitan tener una energía más saludable con métodos más naturales, como la dieta, el sueño y un régimen constante de ejercicio.

Y desde luego, tener la precaución de siempre consultar con un médico, antes de sumar elementos nuevos a la dieta.