El día que Einstein y Chaplin se encontraron, ambos mostraron su mutua admiración y mantuvieron un diálogo tan inteligente que quedó grabado para toda la posteridad.
A veces el universo se inspira, se ilumina y dos seres maravillosos comparten una época durante su paso por la Tierra. Eso sucedió cuando el tiempo y el espacio se alinearon para que Einstein y Chaplin coincidieran en su paso por este planeta.
El 14 de marzo de 1879, en Ulm, Alemania, nacía uno de ellos. Albert, hijo de Hermann Einstein y Pauline Koch, quien se convertiría en uno de los científicos más importantes de todos los tiempos.
Einstein se nacionalizó primero suizo, luego austriaco y finalmente estadounidense. En 1921 ganó el Premio Nobel por sus explicaciones sobre el efecto fotoeléctrico y sus numerosas contribuciones a la física teórica. Según cuenta la historia, el científico a quien se encomendó la tarea de evaluar la teoría de la relatividad no la entendió, y temieron correr el riesgo de que luego se demostrase errónea.
Diez años después, el 16 de abril de 1889, cruzando el Canal de la Mancha, nacía Charles Chaplin, en Londres. Actor, humorista, compositor, productor, guionista, director, escritor y editor; su fama y gran popularidad en el cine mudo se debe, en parte, a las múltiples películas que realizó con su personaje Charlot.
Chaplin es un símbolo del humorismo y del cine mudo. Hacia finales de la Primera Guerra Mundial era uno de los hombres más reconocidos de la cinematografía mundial. Su primera gira por Estados Unidos fue en 1910 y vivió en el país americano hasta 1952, cuando tuvo que exiliarse por motivos políticos.
En 1931, cuando todavía era ciudadano alemán, el físico ya mundialmente conocido, realizó su segundo viaje a Estados Unidos, donde años después se establecería escapando del ascenso del nazismo.
Invitado por el California Institute of Technology, Einstein ya tenía una fama importante. Los medios seguían cada uno de sus movimientos y los académicos aplaudían sus teorías. Sin embargo, según cuenta el archivo del Comité del Premio Nobel, Charlie Chaplin era la única persona que Einstein quería conocer en Hollywood.
Einstein pasó por New York, donde recibió las llaves de la ciudad y luego viajó a California. Era conocida la afición del científico por las películas y por eso, el director de Universal Studios, Carl Laemmle, lo invitó a ver All Quiet on the Western Front. Años después, en sus diarios, Einstein aseguraría que se trataba de una bella obra. Pero el genio no dejó pasar la oportunidad y le pidió a Laemmle que le presentara a su actor favorito.
En una entrevista con Alan Greenberg, la segunda esposa de Chaplin, Lita Grey, habló sobre algunos de los encuentros de los dos grandes personajes y relató un gusto compartido: la música clásica.
«Lucía como el típico alemán de los Alpes, en el mejor de los sentidos, jovial y amistoso. Y, a pesar de que su actitud era calmada y agradable, sentí que ocultaba un alto temperamento emocional, y que de esta fuente vino su extraordinaria energía intelectual” – aseguró Chaplin, sobre su primer encuentro.
El Premio Nobel de Física y la estrella de cine no tardaron en desarrollar una amistad. Chaplin decidió invitarlo al estreno de su más reciente película, “Las luces de la ciudad”, y la prensa capturó el momento para la eternidad.
Esa noche, nos dejó una intercambio mágico y maravilloso en el que ambos demostraron su mutua admiración:
-Lo que más admiro de tu arte, es tu universalidad. Tú no dices una palabra, y sin embargo… el mundo te entiende – dijo Albert Einstein.
-Es cierto, pero ¡tu fama es aún mayor! El mundo te admira, aun cuando nadie te entiende – contestó Chaplin.
