Sierras, tranquilidad y gastronomía convierten a Tandil en una ciudad que lo tiene todo. Paisaje maravillosos y encantadores, para disfrutar o realizar actividades en contacto con la naturaleza, un movimiento urbano activo e interesante, un estilo de vida que combina lo mejor de las grandes ciudades y la tranquilidad de los pueblos y una oferta gastronómica con los más famosos embutidos de la región hacen de Tandil un destino imperdible.
No, desde 1912 que no se mueve. Sin embargo, son muchos los que aún preguntan por la piedra movediza al llegar a Tandil. Con o sin piedra, la ciudad cabecera del distrito homónimo tiene mucho para ofrecer. Está ubicada en el centro de la provincia de Buenos Aires y fue fundada por el Brigadier General Martín Rodríguez, en 1823, con el nombre de Fuerte Independencia. La llegada del ferrocarril en 1883 fue un gran impulso y atrajo nuevos inmigrantes, especialmente europeos: españoles, italianos y daneses. A fines de 1895 fue declarada oficialmente ciudad con el nombre de Tandil.
Hay diferentes versiones sobre este nombre. Una supone que viene del mapuche: «Chran» o «Tan», que significa caer, desmoronarse o latir, y «Lil» –una deformación de «Dil»-, peñasco o roca, al juntarse ambas palabras queda «Piedra que cae o que late». Otra versión dice que Tandil habría sido el último cacique de esas tierras y una tercera versión afirma que antes de este cacique ya había un río con el mismo nombre.
Hoy Tandil tiene 33 barrios y más de 120.000 habitantes. Su clima templado y su paisaje serrano lo convierten en un lugar muy apacible. Pero lo mejor de vivir en Tandil nos cuenta el Dr. Daniel Gallo, presidente de la Agremiación Médica de Tandil, es “que uno vive en una ciudad que aún conserva bastante de la vida de pueblo. Permite estar en un lugar con un importante movimiento cultural, cerca de los grandes centros urbanos y todavía conservar la tranquilidad del campo”.
La piedra movediza
Hace unos 2.500 millones de años, en el período Precámbrico se formó el sistema de Tandilia, sobre cuyas sierras se despliega la ciudad de Tandil. Allí en una de las formaciones más antiguas del mundo, se dio un fenómeno muy singular: una piedra de más de 300 toneladas, 7 metros y medio de largo y casi 6 de alto se mantenía en un delicado equilibrio al borde de un cerro, su base era en un punto pequeño que hacía contacto con un vértice redondeado.
El 29 de febrero de 1912, la piedra rodó barranca abajo y se partió en la ladera del cerro. Nadie sabe exactamente por qué. Pero teorías hay muchas: un supuesto atentado de los canteristas, que se molestaban con la presencia de turistas; la posibilidad de que la onda expansiva provocada por los barrenos de las canteras locales hubiera desgastado la base; también se pensó que pudo haber caído de manera natural por el propio movimiento; y hasta se arriesgó la posibilidad de que su caída fuera causada por los turistas que arrojaban botellas en su base para que el movimiento de la piedra las quebrara.
Pero Tandil no iba a quedarse sin uno de sus emblemas y en mayo de 2007 inauguró la réplica de la Piedra Movediza que fue emplazada en el mismo lugar donde estaba la original que hoy se llama Parque Lítico de la Piedra Movediza de Tandil.
La réplica está hecha de resina, es hueca y fue realizada en el parque industrial de Tandil por la UNICEN (Universidad del centro) de la Ciudad de Olavarría e ITP Argentina S.A, y una Empresa Quilmeña.
Más allá de la piedra
Si bien la ciudad está fuertemente identificada con la piedra, Tandil tiene mucho más que ofrecer. “Hay gran cantidad de lugares para conocer, saliendo de los centros turísticos. El encanto de las sierras nos permite descubrir innumerables sitios maravillosos para recorrer y disfrutar”, nos cuenta el Dr. Gallo, nuestro guía local.
Monte Calvario
Arriba, tras subir 195 escalones, nos espera el Cristo en su cruz, la figura está hecha en mármol francés y es realmente imponente. En otro sector del cerro se encuentran las 14 estaciones del Vía Crucis, con esculturas realizadas por grandes artistas como De la Cárcova, Sforza y Fioravanti, que fueron donadas por distintas familias. El Monte Calvario es el tercero en importancia en el mundo en su tipo.
Cerro centinela
A 4 km del centro este cerro de 295 msnm debe su nombre a la formación rocosa que lo corona: una piedra de más de 7,50 m de alto. Este tipo de rocas se conocen como monumentos megalíticos o menires. El cerro ofrece espacios gastronómicos con platos regionales, caminatas, aerosillas hasta la cumbre con su espectacular vista y actividades recreativas como cabalgatas, tobogán de agua, paintball, y tirolesa entre otros.
Parque independencia
A solo 10 cuadras de la ciudad, y con 300 metros de elevación, este parque es un maravilloso mirador. La Portada de acceso al cerro fue donada por la colectividad italiana en 1923. Sobre su estructura de granito de líneas sobrias, se configura su estilo romántico renacentista. En la misma fecha, en la cima del cerro, la colectividad española colocó la piedra inicial de lo que sería el Castillo Morisco. Hoy allí puede almorzar, cenar o disfrutar del té de la tarde y admirar el monumento ecuestre del Brigadier General Don Martín Rodríguez, realizada por Arturo Dresco.
Las laderas ofrecen otros atractivos como el jardín de la Paz con su monumento dedicado al descubrimiento de América y, los tradicionales jardines del Parque, con variadas especies de flores. Muy cerca está el Anfiteatro Martín Fierro, donde se llevan a cabo diversas actividades culturales.
Dique y lago del fuerte
En 1962 se construyó una represa para evitar los aluviones de agua y con ella se creó un lago artificial. Allí se pueden realizar varias actividades como pesca, canotaje y windsurf entre otros. Además, son clásicas las caminatas por la senda que la rodea. Muy cerca el «Balneario del Sol» ofrece un complejo de piletas con solárium, juegos para niños, confitería, parrillas, y un parador gastronómico. En mismo el predio está el Mercado Artesanal de Tandil y el Parque Soñado de los Niños.
Reserva natural sierra del tigre
Son 150 has de flora y fauna natural. Con 389 msnm, el Cerro Venado destaca entre los demás. La práctica del trekking encuentra allí un entorno ideal y si se tiene suerte, se podrán ver animales de variadas especies que circulan libremente como llamas, guanacos, pumas y zorros, y otras especies exóticas como jabalíes, ciervos, ciervos axis y liebres europeas.
La cascada
A 6 km de la ciudad, se encuentra una bella cascada que, en épocas de lluvia, permite apreciar siete saltos. Escalando entre las piedras, siguiendo su orilla, se llega a la cima del cerro.
Valle del picapedrero
Los cerros Aurora, Cerro del Águila y Los Corrales fueron fuente de rocas graníticas, para obtener adoquines, cordones y otros cortes para la construcción. Hoy este valle es un centro recreativo que ofrece un laberinto, cuerdas (rappel, escalada, cable carril, tirolesa); trekking; mountain bike.
Además, en los alrededores, se pueden visitar el Paseo de los pioneros, la Sierra de las ánimas, el Cerro del libertador y el Cerro de La Virgen y hasta fotografiarse con las esculturas gigantes del Quijote y Sancho Panza.
Dentro de la ciudad, no pasará desapercibida la Plaza Independencia con sus árboles, senderos fuentes de agua y monumentos. Está rodeada por importantes edificios como la Iglesia del Santísimo Sacramento, el Palacio Municipal, el ex Banco Hipotecario. El parque del Bicentenario es un gran espacio verde de unos 35.000 m2, en la ciudad y es un espacio público ideal para descansar.
Embutidos y más
“La oferta gastronómica de Tandil es inmensa y muy variada, es imposible recomendar un lugar en especial porque va a depender de lo que deseamos comer. Excelentes parrillas, exigentes restaurants para disfrutar de pescados y pastas. Y por supuesto la especialidad de los embutidos del lugar con su gran variedad en tipos y sabores. Existen varios cafés, algunos de muchísima historia, todos en el área del centro y cada uno con su encanto y tradición”, asegura orgulloso nuestro guía local.
Los embutidos y productos regionales son famosos: salamines, fiambres, quesos, cervezas, vinos, dulces y alfajores, además de artesanías, encurtidos y cuchillos artesanales, entre otros. Así que convendrá dejar algo de espacio en el baúl para traer unos buenos recuerdos y seguir disfrutando algo de Tandil de vuelta a casa.
