Adolescentes en la postpandemia: después de la tormenta

Un grupo sufrió especialmente el encierro y hoy es importante estar atentos a ellos. Los adolescentes en la postpandemia requieren que les prestemos la atención necesaria para poder ayudarlos si fuera necesario.


Pasaron los tiempos del zoom y el encierro y, para casi todos, los del barbijo. Poco a poco, volvemos a la normalidad. Sin embargo, como sucede tras el paso de un huracán, algunas cosas se han movido de lugar, otras se han roto. Ahora hay que trabajar para reconstruir(nos).

Todos padecimos la pandemia del covid-19, y todos debemos tener en cuenta las secuelas que pudo dejar.

Los adolescentes en la postpandemia

Un grupo social preocupa especialmente: los jóvenes y adolescentes. Las consultas y problemas de salud mental de los adolescentes en la postpandemia aumentaron notablemente.

“La estadística que tenemos es la de consultas en la central de emergencias pediátricas, no de consultorios externos. Si comparamos 2019 con 2021 el aumento es del 54% y siguió aumentando en lo que va de 2022”. Le dijo la médica psiquiatra infantojuvenil Gisela Rotblat a Infobae, y agregó que “los motivos de consulta más frecuente son las ideas de muerte, que duplicó la incidencia; los intentos de suicidio, que se triplicaron; las crisis de angustia, que se duplicaron, y los trastornos de conducta alimentaria, que quintuplicaron sus casos”.

Sucede que “La pandemia nos planteó un desafío a todos. Tuvimos que reinventar formas de comunicarnos, de relacionarnos y de acompañarnos. En este sentido, quizás en una primera mirada los adolescentes se encontraban más preparados para esto por tener una relación mucho más cercana con lo virtual.

El problema apareció cuando esto debió sostenerse en el tiempo y se los privó de su laboratorio vincular. Sus vínculos sociales se vieron afectados, la cercanía, el descubrimiento de su sexualidad, etc. Esto se debió básicamente al hecho de que la virtualidad impide el uso de los todos los sentidos. Se puede oír y ver, pero el tacto, el olfato y el gusto no están presentes en el “encuentro” con el otro, lo cual empobrece la experiencia vincular dejándonos en desventaja para futuros aprendizajes y experiencias en el futuro. Además, otro aspecto que se vio afectado es el respeto a las normas. Y de pronto, se encuentran con un mundo en el cual deben salir a explorar con las herramientas que tienen, con los adultos que también buscan un rumbo y que es una de las mayores falencias, porque el adulto tampoco tiene claro este mundo postpandémico.

Salir con todos los temores que se presentan después de casi dos años de no haber experimentado lo que normalmente hubieran vivido”, así describen la problemática de los adolescentes en la postpandemia las Licenciadas Irina Pérez, psicóloga del servicio de salud mental y María Soledad Tizón, psicóloga y mediadora del Hospital Municipal Manuel B. Cabrera.

 

Dos años después

En octubre de 2021, Unicef advirtió que niñas, niños y adolescentes fueron la franja más afectada emocionalmente por las restricciones a raíz de la pandemia y que los efectos sobre su salud mental podrían prolongarse durante muchos años.

“Hoy, los adolescentes están tratando de acomodarse y readaptarse a un mundo que también lo intenta.

Sus referentes adultos, como padres y docentes, tienen en sus vidas el lugar que un faro ocupa en la de los navegantes: quieto, inmóvil, con su luz siempre guiando, tanto en la tormenta en los días de sol; sin embargo, este faro hoy parece parpadear. La pandemia fue un momento histórico donde la desesperación y la incertidumbre reinaron más allá de la edad o la madurez de cada persona.

La actualidad es un momento de búsqueda y reorientación para todos. Estamos recalculando cómo seguir y los adolescentes no escapan a este espíritu. Están buscando, pero con la enorme dificultad de no contar en sus vidas con un antecedente que les haga de norte. El apoyo, el acompañamiento, la asunción de un rol contenedor sin juzgar, de escucha y de centinelas son fundamentales. Por eso, además de pensar cómo están los adolescentes, es importante preocuparnos por cómo están los adultos que deben cumplir este rol referencial para ellos”, asegura la Lic. Pérez.

La llegada del verano

adolescentes en la postpandemia

En poco tiempo llega el fin del ciclo lectivo y las vacaciones. Es tiempo de desorden de horarios, de pérdida de marcos y también del punto de encuentro social que, aunque obligado, los saca de la casa (y del dormitorio) y los lleva a interactuar con sus pares.

Este cambio de rutina “los afecta en tanto la escuela es un espacio de encuentro común para muchos adolescentes. Es un tiempo/espacio compartido que habilita el encuentro con otro y también propicia la planificación de futuros encuentros. En muchos adolescentes, el hecho de estar sin escuela puede desencadenar el retorno a lo que se experimentó en pandemia: encierro, soledad, falta de encuentro real con otro.

Por otro lado, la escuela es normativa, es una estructura que sirve como marco referencial, ordena y da forma. La ausencia de ese espacio de encuentro con pares y de ese marco normativo puede traer consecuencias. La gravedad que puedan revestir tendrá que ver directamente con las herramientas que los adolescentes tengan para enfrentarse a esta situación.

Como adultos es importante la atención real a conductas que puedan parecer extrañas o diferentes a lo que se venía observando” asegura la Lic. Tizón

Mirar y acompañar

Los datos son claros y contundentes: incremento en las consultas, aumento en la tasa de suicidio de jóvenes y adolescentes en la postpandemia.

Niños y adolescentes que se vieron obligados a dejar las clases presenciales, las actividades extraescolares como deportes, arte, teatro, etc. y cuya vida social se redujo a una pantalla en un momento de sus vidas en el cual la socialización es clave vieron perjudicado su estado de ánimo. Y esta situación aún no se revierte completamente.

Como padres ¿qué podemos hacer para acompañar este proceso y ayudarlos a atravesarlo?

“Primero, como decíamos antes, es importante estar atentos a los cambios repentinos en las conductas. Por ejemplo, el encierro excesivo. Es normal que un adolescente busque sus espacios de intimidad, pero si estos impiden su vida familiar y social, se transforma en un motivo de consulta con un profesional.

También es importante registrar si hay cambios en conductas alimentarias y sobre todo es fundamental estar alertas a sus cuerpos, ya que las conductas autolesivas están muy presentes hoy como manifestación de malestar.

Creemos que la atención debe estar puesta en la calidad de tiempo compartido, para que los adolescentes encuentren ese “faro” que necesitan en el adulto. Esto los habilitará a compartir sus emociones, malestares, etc.

Brindar vínculos de calidad es el desafío que tenemos como adultos en la actualidad. Cantidad y calidad de tiempo compartido para generar ese equilibrio que nos permite acompañar sin invadir. Darles un tiempo y una escucha sin juzgar. Esto les permitirá encontrar ese norte en el adulto que los acompaña, guía y contiene”, afirman las Lic. Pérez y Tizón.

En el consultorio

Pediatras y médicos especialistas en adolescentes también tienen un rol importante. El consultorio y el vínculo con el profesional son espacios donde pueden detectarse algunos de los problemas que viven los adolescentes en la postpandemia.

“Los pediatras deben estar atentos a cualquier manifestación emocional que los adolescentes les hagan en las consultas. Si detectan conductas que generan dudas, es importante realizar o sugerir a los padres la interconsulta pertinente. Muchas veces por querer ser respetuosos, se pierde un tiempo valioso.

En la adolescencia, en muchas ocasiones, los problemas son explosivos y se desarrollan con una velocidad vertiginosa.

Es importante que, en la revisión, los médicos estén atentos a las lesiones que pudieran encontrar en sus cuerpos. Indagar si aparecen cortes o lesiones por mínimas que sean porque empiezan siendo muy pequeñas y “casi inofensivas” pero marcan una disrupción en la psiquis que hay que atender; y cuanto antes mejor.

Indagar sobre la alimentación y los hábitos saludables, o los cambios repentinos de dieta o peso.

La calidad de la pediatría que tenemos a nivel local nos demuestra que los pediatras están muy atentos al vínculo del adulto que acompaña a la consulta y el adolescente. Muchas veces son ellos quienes encuentran las relaciones disfuncionales entre el adolescente y su adulto referente (por ejemplo, que nos los dejen solos en las consultas, que respondan por ellos, etc.) Siempre es recomendable que, en lo posible, el pediatra se tome unos minutos a solas con su paciente”, recomiendan las Lic. Pérez y Tizón

Un fenómeno mundial

Sin duda los adolescentes en la postpandemia tienen mucho camino por andar. Ellos se enfrentaron a muchas situaciones como el aislamiento, la muerte de personas más o menos cercanas y el miedo que eso acarrea, las preocupaciones por la situación económica de sus familias o de conocidos, la pérdida de experiencias en una edad formativa, la alteración del ritmo de sueño, etc.

El incremento de los problemas de salud mental no sólo se registró a nivel nacional, “se venía evidenciando en estudios realizados en el norte de nuestro continente y en el Reino Unido. La denominada ‘crisis de la salud mental adolescente’ no parece ser un fenómeno local, sino que se repite en diferentes sociedades con características muy diferentes”, tal como le aseguró el médico psiquiatra del Departamento Infantojuvenil de Ineco, Fabián Triskier.

Es necesario entonces, crear “un espacio para la búsqueda de las alternativas que nos ofrece este mundo postpandémico. Es el desafío que debemos seguir proponiéndonos porque hay mucho por aprender aún. Co construir espacios de debate permanente en torno a esta nueva cultura que estamos habitando, nos permitirá ayudar a los adolescentes en la postpandemia”, concluyen las Lic. Pérez y Tizón.