La ludopatía en adolescentes es un problema sobre el cual muchos están comenzando a preocuparse. Esta problemática crece de manera transversal en toda la sociedad. Conductas adictivas y pérdidas de dinero ponen en alerta a la comunidad.
Saber cuándo llegan, a dónde están, si necesitan algo, tenerlos a mano, estar cerca aun estando lejos. Todas estas posibilidades surgen del uso de celulares en niños y adolescentes, pero también muchas otras. Y no necesariamente positivas.
Entre los usos negativos está el acceso a las apuestas online y sus posibles consecuencias cuando eso deja de ser un juego.
Más allá del juego
“El tema de las apuestas online en relación al impacto en la salud mental es algo que aún no está claro, se está desarrollando velozmente en términos de mercado, afirma el médico Psiquiatra Federico Pavlosky quien junto a Gustavo Irazoqui y Luciana García trabajan sobre el tema adicciones.
Vamos a saber el impacto en algún tiempo, pero sabemos que no será bueno. Si bien faltan estadísticas, lo que sí podemos ver es el aumento de ganancias de las principales casas de apuestas deportivas y una sofisticación de las mismas.
Cada vez es más fácil apostar: desde un game en un partido de tenis, a la cantidad de tiros libres, faltas o penales en un partido de fútbol.
Tampoco hay estadísticas sobre la edad de inicio, pero fenomenológicamente comenzamos a ver apuestas en preadolescentes de 13 años con acceso a celular y una cuenta de dinero (homebanking o Mercadopago)”.
La edad concuerda con los datos que vierte la encuesta sobre las preocupaciones de adolescentes, familias y docentes sobre el uso de la tecnología realizada por Google y Unicef en 2020.
El estudio, reveló que en Argentina los niños reciben un celular a edad más temprana que en ningún otro país de la región (9.1 años promedio) y 13 años es la edad promedio en la que recibieron su primer dispositivo con conexión a Internet.
“Un trabajo reciente de la Universidad de Santiago de Compostela evaluó la conducta de juego en un gran número de menores (12 a 17 años). Este estudio marca que el 23,5% de los menores ha apostado alguna vez en su vida y el 12.4% de los adolescentes de 16 a 17 años lo ha hecho online. Otras estadísticas hablan de inicios cercano a 9 años de edad” -destaca Pavlovsky.
La tormenta perfecta
El escenario está en pleno cambio tal como lo explican desde DP, un espacio terapéutico con sede en Buenos Aires, orientado a la asistencia de personas con problemas de consumo y adicciones.
“El juego, que normalmente se considera un comportamiento de adultos, se ha convertido en algo habitual entre los adolescentes. Los trastornos relacionados con el juego, la ludopatía, el trastorno por uso de Internet y el uso excesivo de smartphones suelen comenzar durante la infancia y la adolescencia.
Actualmente se están desarrollando diversas escalas diagnósticas, que buscan elementos básicos que pueden estar presentes y que ayudan al diagnóstico como: la prominencia (la actividad se vuelve muy valorada y tiene prioridad sobre otras actividades), la modificación del estado de ánimo (la respuesta emocional al comportamiento), síntomas de abstinencia (sensaciones desagradables o síntomas fisiológicos de abstinencia al reducir o detener la actividad), grado de conflicto que genera (conflictos con otras actividades o personas debido a la conducta) y recaída (una tasa relativamente alta de retorno a la conducta inicial)”.
Las razones de este cambio, tal como lo explican desde DP son muchas. Hay una multicausalidad con hechos combinados que se transforman en un combo explosivo.
“Los nativos digitales, las herramientas tecnológicas atractivas diseñadas para «enganchar», una estructura de poca demora, una cultura rápida e inmediata, la dificultad de aburrirse, un escenario tecnológico de innovación permanente.
La tormenta perfecta deja todo servido para que literalmente cualquier persona comience a jugar. Aunque es verdad que no todos los jugadores se volverán adictos “– destaca Pavlovsky.
Del juego al problema
Siempre todo comienza por el principio. Y en este caso el principio es un juego.
“Ese juego se vuelve problemático cuando comienza a generar complicaciones en un área de la vida de los adolescentes: ya sea escolar, en la economía, familiar (robos en casa o gastos desmedidos con tarjetas de los padres), o social (aislamiento). Alcanza con que afecte negativamente un área para que pueda considerarse problemático.
Cuando ese juego pasa a ser el centro de la vida de la persona, se convierte en adicción.
En ese momento todo orbita alrededor del juego y la persona comienza a utilizar mucho tiempo entre jugar, conseguir el dinero, pagar deudas y elaborar estrategias para ganar más”, informan los especialistas de DP.
Los sitios de apuestas tienen una doble trampa, las apuestas se realizan sobre temas que a los adolescentes les gustan y sobre los que creen tener un saber.
Este juego desmedido y problemático pasa por diferentes etapas:
La primera etapa es la etapa de las ganancias. El jugador principiante tiene algunos resultados positivos que pueden hacerle creer que cuenta con habilidades excepcionales. Basado en este sentimiento, aumenta la frecuencia y el monto de las apuestas. Aquí comienzan a aumentar también las pérdidas.
“En esta fase se produce lo que se llama sesgo del costo hundido – explica Pavlovsky- es un tema de neuropsicología y es muy frecuente en jugadores online, que cuando empiezan a perder y ya perdieron, psicológicamente quieren recuperar el dinero y esto es el acabose. Es terrible porque este sesgo mental, este funcionamiento psicológico muy humano hace que mucha gente que pierde cinco, termine perdiendo 100”.
En este punto, sigue aumentando el tiempo y el gasto de dinero dedicados, pero por primera vez se desvanece ese optimismo, a medida que las deudas se acumulan.
Sigue entonces una etapa de agotamiento cuando el adolescente sabe que va a perder, pero sigue jugando probablemente buscando la adrenalina del juego como objetivo.
Riesgos y escudos
Como sucede con muchos de estos problemas, más que causas existe una lista de factores de riesgo.
“Tendrían más riesgo aquellos adolescentes varones, que tienen un comienzo temprano en el juego, problemas familiares o vinculares y /o familiares con ludopatía.
También el desarrollo de problemas académicos, una alta disconformidad y baja disciplina en la escuela. Notoriamente, no solo están en riesgo los jóvenes de minorías sociales, sino también aquellos con buen status económico e influencias”, describe Pavlovsky.
Las grandes empresas publicitando en eventos deportivos, en redes sociales y a través de influencers, la minimización del problema en la sociedad, la dificultad para detectarlo, la fácil accesibilidad (cualquier persona con celular y una cuenta) y la gran oferta de juegos son un caldo de cultivo para que chicos con los factores de riesgo descriptos terminen en un comportamiento problemático.
A estos factores que los ponen en peligro se oponen otros que les brindan protección y pueden ayudarlos a mantenerse alejados de los problemas de juego.
“La cohesión familiar, la conexión con la escuela, la motivación para el rendimiento, una mayor resiliencia y la capacidad de afrontamiento eficaz sirvieron como factores de protección”, aseguran desde DP.
Cómo saber y qué hacer
Observar, conversar y acompañar a los adolescentes es fundamental para evitar todo tipo de problemas.
Y siempre estar atentos a posibles señales como: “un manejo inadecuado del dinero, retraimiento, cambios de conducta, insomnio, encierro en su cuarto, mucho tiempo de uso del celular, momentos de mucha angustia sin que quede clara la causa (cuando los chicos tienen deudas, se preocupan mucho y se sienten avergonzados y con culpa hacia sus padres), enumera Pavlovsky.
Lamentablemente, el tema aparece en una etapa ya avanzada. La consulta suelen realizarla los padres, motivados por deudas económicas.
“Además, se está dando un dato curioso: muchos chicos realizan inversiones, compran criptomonedas y son especialistas en estas prácticas. Hay toda una serie de especulaciones económicas que se parecen mucho a las apuestas, es una frontera delgada”, alerta Pavlovsky.
Un tratamiento específico
«Lo importante es buscar la ayuda apropiada. “El tratamiento es principalmente de terapia grupal con pares que estén pasando por una situación similar, terapia individual y familiar, explica Pavlovsky. También se utilizan técnicas psicoeducativas, comportamentales y uso de apps de bienestar digital, o apps para bloqueo de páginas de apuestas para el manejo de contingencias. Es importante generar un aprendizaje de herramientas de regulación emocional para usar en caso de deseo de juego.
El tratamiento no solo se basa en lograr la abstinencia de juego, sino en la mejora de la calidad de vida de las personas y en el armado de un estilo de vida saludable.
Es importante tener en cuenta que, históricamente, el tema del juego patológico, la ludopatía ha sido una adicción con una cuestión distinta a las personas que consumen drogas, aunque son adicciones conductuales, a veces son distintas entre ellas. Y por eso estamos en la búsqueda de tratamientos nuevos y específicos.
No está súper claro cómo tratarlo por más que haya promesas y personas que dicen tener la cura de todo, lo cierto es que es un fenómeno social y como fenómeno social, el límite es delgado y estamos tratando de entender y de descubrir cómo tratar este problema”, concluye el especialista.