Hoy las tecnologías existentes hacen más simple y económicamente viable la posibilidad de tener techos verdes, tanto en viviendas como en edificios públicos o corporativos. Los beneficios son muchos y por eso en muchos lugares son incluso un requisito en las nuevas construcciones.
Desde muy chicos todos dibujamos la misma casita con el techito rojo. Pues bien, ya es hora de que cambiemos el rojo por un verde brillante, porque los techos verdes llegaron para quedarse. Pueden estar parcial o totalmente cubiertos de vegetación, pueden ser horizontales, inclinados o empinados: lo importante es que son beneficiosos para nuestra vida y para el medio ambiente.
Los techos verdes o techos vivientes son básicamente ecosistemas sostenibles, sistemas que permiten el crecimiento de vegetación en techos, terrazas o azoteas. En general es algo sencillo de realizar y aporta beneficios tanto en viviendas privadas como en edificios públicos o corporativos. Sus ventajas van desde lo estético, lo funcional y el bienestar hasta una importante función medioambiental.
Estas instalaciones modifican, al menos en parte, lo que podríamos llamar “la piel de la ciudad” transformando lo que antes era cemento artificial y duro en vida y naturaleza. Contribuyen a que podamos tener ciudades más saludables y son una excelente e inteligente opción en el momento de diseñar edificios verdes en zonas urbanas.
El techo verde puede devolver a los habitantes urbanos, algo de lo que se perdió en pos del desarrollo, para lograr un mejor uso de la ciudad, edificios más eficientes y considerar los ecosistemas como parte valiosa para nuestras comunidades.
Un concepto conocido
Estas instalaciones son más antiguas de lo que creemos, los Jardines Colgantes de Babilonia son tal vez las más antiguas que conocemos, datan del siglo VI a.C; a lo largo de los siglos se siguieron integrando elementos vegetales en construcciones de todo tipo, desde los mausoleos romanos, pasando por edificios de la nobleza y el clero en la Edad Media hasta las viviendas vikingas, que las incorporaban como capa de aislante.
Desde los años 60 del siglo pasado, el sistema cobró popularidad en Alemania, país que sigue siendo líder en el tema y que hoy, cuenta con unos 13,5 millones de m2 de techos verdes.
En Estados Unidos desde los años 90 la investigación sobre el tema y su uso ha crecido, especialmente en colegios, edificios municipales y oficinas, pero encontramos ejemplos de edificios emblemáticos desde mucho antes, como el Rockefeller Center de Nueva York, construido en los años 30, que fue uno de los pioneros en implementar elementos ajardinados en la azotea.
En actualidad, la incorporación de cubiertas ajardinadas es una tendencia al alza que va acorde con la creciente construcción de edificios con certificaciones sostenibles que se lleva a cabo en el mundo. Actualmente las cubiertas ajardinadas se están convirtiendo en un valor al alza para la mejora ambiental de las grandes ciudades. Algunas ciudades, cuentan con planes de implementación como el Pla de Verd i Biodiversitat de Barcelona 2020 o el plan Madrid + Natural de la capital española. Otras ciudades como Copenhague obligan a los nuevos edificios a incorporar algún tipo de vegetación en la azotea, mientras que Francia, permite elegir entre la incorporación de techos verdes o paneles solares.
Más verde, más calidad de vida
Que la naturaleza tiene una serie de beneficios muy importantes sobre nuestra salud mental es algo sabido: ayuda a reducir el estrés, a aumentar la concentración y la autoestima, estimula la creatividad y una larga lista de etcéteras. Pero, además, un estudio dirigido por un investigador de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston (BUSPH), confirmó que también puede mejorar la función cognitiva.
Disfrutar un espacio verde donde antes solo había cemento es ciertamente una manera de mejorar nuestra calidad de vida.
Por medio de la utilización de terrazas y azoteas para ubicar jardines, se emplea un sistema compuesto por un mínimo de tres capas. La primera capa es de aislación, la segunda es para el crecimiento de las plantas y la tercera es de irrigación.
La arquitecta Alba Gunjajevic, creó 60.40 Terraza Jardín, la empresa dedicada a realizar proyectos sustentables en el ámbito urbano. Los diseños y desarrollos de techos verdes de la empresa permiten convertir cualquier techado, en un espacio verde, sin filtraciones de humedad y por el cual es posible transitar y disfrutar. Gunjajevic dictó seminarios en el exterior, en el INTA, y brindó y brinda numerosos talleres teórico-prácticos.
“El interés por los techos verdes se fue afianzando, hubo que pelear mucho, dado que fue muy difícil incorporar este concepto. Cuando hablaba de esto en el año 1999, no existía en la mentalidad ni por asomo. Decía cubierta verde, y me preguntaban ¿para las llantas de los autos? no había concepto para empezar hablar”, contó la arquitecta.
El sistema creado por 60.40 Terraza Jardín fue patentado en 1999 y más tarde, evolucionó en una nueva patente, que se otorgó en 2016 y es el concepto base del producto actual. Hoy 60.40 Terraza Jardín SA, es la empresa con más años en el mercado argentino.
Muchos beneficios
En relación a los beneficios de las cubiertas verdes, Gunjajevic asegura que son muchos, desde una “disminución del efecto invernadero a nivel planeta, la isla de calor urbana a nivel ciudad (diferencia de temperatura entre áreas urbanas y suburbanas), y a nivel personal, prolongan la vida útil de la impermeabilización”. El uso de techos verdes hace que haya mayor absorción de agua de lluvia ya que estos sistemas retienen hasta el 90% de las precipitaciones, buena parte es devuelta a la atmósfera, y el resto fluye en forma retardada, esta ventaja es el motivo principal por el cual, en Berlín, actualmente existe la obligatoriedad de construcciones con techos ecológicos.
Actualmente 60.40 Terraza Jardín realiza obras “tanto en particulares, como en condominios y arquitectura institucional”.
En cuanto al mantenimiento es como en cualquier jardín tradicional: requiere corte, riego y fertilización. Además, la arquitecta explica que “Si uno se va de vacaciones y el césped se muere, se puede reemplazar los panes. La recomendación es ir renovando parte de la tierra cada siete años, aunque con una buena fertilización no siempre es necesario”.
Las cubiertas verdes tienen otros beneficios para el bienestar de quienes las eligen:
Menos ruidos: el aislamiento acústico que producen los techos verdes contribuye a la reducción del estrés provocado por el ruido urbano y crean entornos más agradables.
Ganar espacios: los espacios ajardinados en las zonas urbanas permiten recuperar la conexión con la naturaleza y crear áreas de disfrute, además estos espacios revalorizan los inmuebles comerciales y residenciales.
Más verde para el medio ambiente
Además de todos los beneficios particulares y sociales para el bienestar, los techos verdes son un excelente aliado en el cuidado del medio ambiente por muchas razones:
- Reducción del CO2 del aire: las emisiones de CO2 generadas por las grandes ciudades son una importante causa del cambio climático. Teniendo en cuenta que 1m2 de cubierta verde puede absorber 5kg de CO2 al año, las cubiertas verdes se convierten en una herramienta de gran valor para reducir esas emisiones, además de liberar oxígeno que mejora la calidad del aire.
- Reducción del efecto isla de calor urbana: las zonas urbanas suelen tener temperaturas más elevadas que las rurales debido a la absorción de calor de los edificios y las calles. La temperatura de una cubierta tradicional puede ser hasta 40ºC más elevada que la de una cubierta verde. Según un estudio realizado por el Centro Tyndall para el Cambio Climático se necesita un 10% más de vegetación en las ciudades para mitigar el efecto isla de calor urbana.
- Retención y depuración de aguas pluviales: las cubiertas verdes absorben gran parte del agua de las lluvias, reduciendo la carga de los sistemas pluviales, lo que puede contribuir a limitar las inundaciones. Además, la biofiltración natural impide que los contaminantes y las toxinas lleguen a las corrientes y a los canales.
- Mejor aire: la vegetación de las cubiertas verdes recoge las partículas en suspensión provocando una acción positiva en el aire.
- Más vida: los techos verdes conforman un hábitat perfecto para varias especies y ayudan a reestablecer un ciclo ecológico alterado las estructuras urbanas.
- Ahorro energético: la aislación térmica de los edificios ayuda a mantener el calor en el invierno y el frío en el verano, lo que permite una disminución en el uso de la energía.