En el día internacional de las personas de edad, reflexionamos sobre el futuro demográfico del mundo y sobre el edadismo como forma de discriminación.
Según la Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores una persona mayor es la que tiene 60 años o más, salvo que la ley de cada país determine una edad diferente. La Convención establece que la edad base a partir de la cual una persona debe ser considerada mayor no puede ser mayor a los 65 años.
Día internacional de las personas de edad
El 14 de diciembre de 1990, la Asamblea General de las Naciones Unidas, a través de la resolución 45/106, designó el 1 de octubre Día Internacional de las Personas de Edad.
Anteriormente, existían iniciativas como el Plan de Acción Internacional de Viena sobre el Envejecimiento, que fue adoptado por la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento en 1982 y que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó ese mismo año.
En 1991, la Asamblea General adoptó los Principios de las Naciones Unidas para las personas mayores.
En 2002, la segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento adoptó el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, para responder a las oportunidades y desafíos ante los cambios demográficos en el siglo XXI y para promover el desarrollo de una sociedad para todas las edades.
La 34ª conmemoración del Día Internacional de las Personas de Edad de las Naciones Unidas se centra en el tema «Envejecer con dignidad: reforzar los sistemas de atención y asistencia a las personas mayores en todo el mundo».
El acto de este año reunirá a expertos para debatir políticas, legislación y prácticas que refuercen los sistemas de atención y cuidados a las personas mayores.
Se destacará la urgente necesidad de ampliar las oportunidades de formación y educación en geriatría y gerontología, abordar la escasez mundial de cuidadores y reconocer las diversas contribuciones de los mismos.
En la atención médica uno de los temas que cobra importancia es la prescripción farmacológica que, muchas veces es excesiva. Y por eso debe estudiarse desde distintos puntos de vista.
Esperanza de vida y cambios demográficos
Ciencia y medicina mediante, la esperanza de vida fue creciendo con los años.
Según datos de la UN:
- En la actualidad, la esperanza de vida al nacer supera los 75 años en la mitad de los países o zonas del mundo, 25 años más que los nacidos en 1950. Se prevé que las personas que alcanzan los 65 años vivan en la actualidad una media de 16,8 años más.
- El número de personas de 65 años o más en todo el mundo se duplique con creces, pasando de 761 millones en 2021 a 1600 millones en 2050. El número de personas de 80 años o más está creciendo aún más rápido
- En 2018, el número de personas mayores superó al de niños menores de cinco años por primera vez a nivel mundial, un hito histórico.
- Para 2030, se prevé que la población mundial de personas mayores supere el número de jóvenes y duplique el número de niños menores de cinco años.
Este cambio demográfico ha transformado significativamente el ámbito de los cuidados, que engloba una amplia gama de necesidades de asistencia, tanto remunerada como no remunerada, en entornos formales e informales.
Adultez, divino tesoro
En un mundo que valora la juventud por encima de todo, la edad se convierte en algo más que mera cronología. En este contexto nace el llamado edadismo que fue definido por la OMS como “el conjunto de estereotipos, prejuicios y discriminaciones dirigidos a las personas por motivos de edad. La entidad también advierte que la discriminación por edad puede tener graves consecuencias para la salud, el bienestar y los derechos humanos”.
“El envejecimiento es el gran tabú de nuestro tiempo y el edadismo, entendido como el cambio de actitudes y acciones a partir de la edad percibida en el otro, es un tipo de opresión que no está suficientemente explorado”, dice Tomás Balmaceda, filósofo y autor de La generación invisible que trabaja sobre el concepto de edadismo.
El término edadismo fue desarrollado en la década del 60′ por el gerontólogo y psiquiatra estadounidense Robert Butler, quien lo conceptualiza como la discriminación de las personas mayores por razones de edad cronológica.
El término se relaciona con la estigmatización de los adultos mayores en cuanto a su funcionalidad cognitiva y física, sostenidas por creencias erróneas que transforman a la vejez en sinónimo de enfermedad, discapacidad, dependencia. Estas creencias, pueden llevar a la discriminación, y estar acompañadas por maltrato y abuso en la vejez
La OMS propone una realidad distinta. Para abordar el abuso de las personas mayores, dictó cinco prioridades para la Década de las Naciones Unidas para el Envejecimiento Saludable (2021–2030).
El documento marca cinco puntos para prevenir y responder al maltrato de las personas mayores y asegura que la toma de conciencia comienza en el hogar y entornos cercanos, valorando y compartiendo momentos de calidad con personas de edad avanzada:
- Combatir el edadismo
- Generar más y mejores datos sobre la prevalencia y los factores de riesgo y protección
- Desarrollar y ampliar soluciones rentables
- Realizar inversiones para abordar el problema
- Recaudar fondos para abordar el problema.
“El edadismo -asegura Balmaceda- es una discriminación hacia nosotros mismos, algo que está presente en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Aún no nos volvimos conscientes de que estamos en un presente en el que viviremos muchos más años de lo esperado y eso revolucionará todo”.
En la introducción de En el estanque (Diario de un nadador), el escritor, poeta y ensayista Al Alvarez escribe: “Más adelante, sin embargo, empecé a darme cuenta de que la vejez no implicaba -necesariamente- una existencia póstuma: se trataba tan sólo de una vida distinta, y más me valía aprovecharla mientras durara. Sí, puede que el cuerpo se me estuviera cayendo a pedazos, pero en cierto modo nunca me había sentido más vivo, ni el mundo me había parecido un lugar más lindo, más deseable, más conmovedor”.