La bicicleta como medio de transporte ecológico

Imagen de Freepik

Elegir la bicicleta como medio de transporte trae muchos beneficios, que van desde el cuidado individual de la salud y el ahorro económico hasta la protección del medio ambiente.


De madera y sin pedales, así era la primera bicicleta creada por Karl Freiherr von Drais en 1817. Hace más de 200 el mundo vio por primera vez una bici gracias a este ciudadano alemán. Pero claro, la historia no se detendría allí. La utilidad del artefacto se vio enseguida y en 1839 la creación del alemán tuvo su primer cambio importante. El herrero Kirkpatrick Macmillan incorporó pedales.

Hubo que esperar hasta 1885 para que apareciera un modelo muy similar al que usamos en la actualidad, con frenos, llantas con cámara de aire y una cadena con conexión a la rueda trasera.

La bicicleta en Argentina hoy

Y desde esos lejanos tiempos llegamos al día de hoy, aquí, en la Argentina donde el uso de la bicicleta está creciendo en forma constante.

El fenómeno recibió un impulso especialmente fuerte a partir de la pandemia de COVID-19 y para acompañar este proceso, se han implementado cambios urbanísticos importantes. Bicisendas, ecovías y carriles exclusivos se insertaron en las calles y avenidas.

Junto con las estaciones de bicicletas de alquiler, buscan promover su uso como reemplazo de otros medios de transporte públicos o privados.

Humanos en dos ruedas
la bicicleta
Imagen de ArthurHidden en Freepik

En la misma medida fueron creciendo las agrupaciones de ciclistas, que promueven una convivencia respetuosa en la calle e impulsan políticas orientadas a mejorar la seguridad al circular.

Son propuestas pensadas a partir de sus propias experiencias como usuarios y parten de la idea de que la educación vial y la convivencia respetuosa son prioritarias a las obras de infraestructura.

En este camino hacia la circulación en dos ruedas hay beneficios individuales, como el sostenimiento de una buena salud gracias al ejercicio aeróbico del pedaleo, el ahorro económico porque no se requiere combustible y el bajo costo de mantenimiento. También importa la practicidad de correr al costado de los embotellamientos y no perder tiempo en buscar estacionamiento, o la comodidad de no viajar en medios de transporte públicos que estén abarrotados.

A la par de estas verdades, el uso de la bicicleta implica un beneficio colectivo, solidario y generoso, ya que permite que las personas cuiden el ambiente mientras se desplazan.

Día Mundial de la bicicleta

El 3 de junio se celebra el Día Mundial de la Bicicleta (ONU) y la organización ambientalista Greenpeace aprovecha la fecha para resaltar la importancia de la movilidad sostenible: “Las ciudades tienen la oportunidad de transformar el espacio público y fomentar la circulación limpia como una manera de responder a la crisis climática y la pérdida de biodiversidad”, expresó Bruno Giambelluca, coordinador de la campaña de clima y energía de la ONG.

Un estudio de la facultad de Estudios de Transporte, Energía y Medioambiente de la Universidad de Oxford indica que la huella de carbono de los viajes diarios es “hasta un 84 por ciento menor para quienes circulan en bicicleta o caminan que para quienes utilizan otros modos de transporte”. Y otro aspecto positivo se centra en el uso eficiente del espacio, que permite aliviar la congestión del tráfico en las zonas más céntricas.

Desplazamiento verde

En el contexto global de crisis ambiental y climática, optar por un medio de transporte que funciona en armonía con la naturaleza es una forma de hacer nuestro aporte al cuidado ambiental reduciendo nuestra huella de carbono, una gran contribución al cuidado de la salud del planeta.

Leo Spinetto, director de Bicivilizados.org y conductor de Bicivilizados Radio (martes de 18 a 20 por radiocolmena.com), destacó la principal contribución de moverse sin generar contaminación: “No hay ningún medio de transporte que no contamine al producirse, pero, a diferencia de otros, la bicicleta no contamina mientras se usa. Solo la caminata es superadora de este beneficio, por eso esto es positivo para el conjunto social”.

Son varios los aspectos en los que la bicicleta es una alternativa superior a cualquier otra, desde un criterio ecologista:

  • Es libre de emisiones de carbono:

    A diferencia de los vehículos con motor, las bicicletas no queman combustibles fósiles y, por lo tanto, no emiten dióxido de carbono u otros gases de efecto invernadero (GEI). Este es un dato fundamental porque indica que quienes se movilizan en bicicleta hacen su aporte para detener el calentamiento global.

  • No genera ruido:

    Los autos, colectivos, trenes y motos funcionan a motor y, por lo tanto, generan altos niveles de ruido. En las ciudades medianas y grandes esta contaminación sonora afecta la calidad de vida de las personas y de los animales. En contraste, el ciclismo es silencioso y favorece la tranquilidad y el bienestar.

  • No usa combustible:

    Uno de los principales aportes al cuidado ambiental del uso de la bicicleta es que no requieren energía de ningún tipo. Se evita así el consumo de electricidad, gas o cualquier tipo de combustible fósil, colaborando con la descarbonización.

  • Tiene un bajo consumo de recursos:

    En comparación con la fabricación y el mantenimiento que requieren otros vehículos, las bicicletas tienen un impacto ambiental mucho menor por los materiales que utilizan.

  • No contamina el aire:

    Su uso sin energía no genera emisiones de gases tóxicos como el dióxido de carbono, el óxido nitroso y el monóxido de carbono y esto colabora con la buena calidad del aire que respiramos.

 

“Poco se difunde en nuestro país la información sobre las enfermedades que produce la contaminación ambiental del transporte motorizado, que no sólo son respiratorias sino también cardiovasculares”, indicó Spinetto, quien también hizo referencia a las enfermedades mentales que produce el ruido en los centros urbanos: “creo que la contribución más importante de la bicicleta es que es silenciosa y evita la contaminación sonora”.

¡A organizarse!
Imagen de Freepik

El florecimiento de las organizaciones de cicloactivismo se da como un fenómeno urbano frente a las complejidades para circular en bicicleta por calles cada vez más superpobladas de autos.

El Ministerio de Transporte de Nación no dispone medidas generales en cuanto a la circulación en bicicleta, cada distrito toma sus propias decisiones y las agrupaciones buscan tener incidencia en esas medidas. Agustín Arévalo pertenece a Proyecto Bici, ubicada en Mar del Plata. Y junto con otras 35 organizaciones conforman Argentina en Bici.

“Queremos poner en común nuestro conocimiento y alrededor de eso construir herramientas que nos permitan movernos de manera ecológica y segura dentro de las ciudades y en las rutas”, explica.

La mención a las rutas se enfoca en la seguridad de los cicloviajeros, que son quienes hacen grandes recorridos en bicicleta y corren mayores riesgos debido a la alta velocidad de los otros vehículos, al igual que las personas que pertenecen a grupos de entrenamiento, actividad que también se practica en las rutas.

Una de las principales preocupaciones de las agrupaciones con respecto a políticas públicas en marcha tiene que ver con la doble mano de las bicisendas: “En los países de Europa donde gran parte de la población se desplaza en bicicleta se hicieron estudios que determinaron que la bicisenda debe ser de mano única para evitar que las bicicletas se choquen o rocen cuando pasan y también para que el peatón no corra el riesgo de no ver una bicicleta que viene a contramano de la calle. Esto favorecería que más gente elija la bicicleta sobre otros vehículos”, dijo Arévalo.

Los últimos datos oficiales nacionales que presenta la Encuesta de Movilidad Domiciliaria de 2010 reflejan que hay entre un 5 y un 7 por ciento de uso de la bicicleta en todo el AMBA.

“Cuando comenzaron las primeras bicisendas, a fines de los años 90, los valores no eran mayores al 1,5 por ciento, por lo que claramente el uso de este medio de transporte y la infraestructura para favorecerlo han crecido mucho en los últimos 10 o 15 años”, afirmó Spinetto. Por eso hay que aprovechar este buen impulso para que cada vez más personas elijan cuidar el ambiente al movilizarse por la calle”.

Medidas que favorecen el uso de la bicicleta
Imagen de prostooleh en Freepik

Una pata importante para que cada vez más personas opten por la bicicleta en vez del auto, moto o el transporte público y colaboren con el cuidado del ambiente es la implementación de políticas públicas adecuadas. Estas son algunas de las recomendadas por las agrupaciones de cicloactivistas:

  • Construcción de bicisendas en las rutas (para entrenamiento y movilidad).
  • Crear bicisendas de mano única.
  • Adaptar la implementación de bicisendas o ciclovías a cada ciudad.
  • Promocionar la educación vial destinada a infancias y personas adultas.
  • Disponer bicicletas de uso público.
  • Entregar bicicletas en forma gratuita a las poblaciones vulnerables.
  • Brindar talleres gratuitos de mantenimiento de bicicleta.