Molina Campos, Disney y por qué Goofy nunca fue un buen gaucho 

Molina Campos

La relación entre Walt Disney y Molina Campos tuvo encuentros y desencuentros. El dibujante viajó a los estudios del creador del ratón más famoso, pero no lograron llegar a un acuerdo artístico y Goofy nunca pudo ser gaucho.


Es cierto que Walt Disney estuvo en Argentina años antes de crear el primer Disneyland, es probable que haya estado en la inauguración de la República de los niños. Pero, afirman los historiadores, que es incomprobable que el parque de la ciudad de La Plata haya inspirado al padre de Mickey Mouse para crear su propio parque de diversiones. Sin embargo, casi todos hemos escuchado este ¿mito? En cambio, pocos supieron que sí hubo un argentino asesorando a los estudios Disney. 

Florencio de los Ángeles Molina Campos nació en Buenos Aires en 1891. Reflejó con sus dibujos caricaturescos la esencia del paisaje pampeano, de comienzos del siglo XX, con sus gauchos y sus costumbres.  

Su popularidad creció en el país con los almanaques de Alpargatas. Y su talento recorrió el mundo cautivando a personalidades de distintos ámbitos y variados países. 

En septiembre de 1941, cuando gran parte del mundo estaba en guerra, pero Estados Unidos era aún un país neutral, el presidente Roosevelt financió a Walt Disney para que realizara una serie de viajes por Sudamérica para conocer sus costumbres y crear dibujos animados en base a ellas.  En nuestro país, Disney, su mujer y algunos dibujantes de su estudio conocieron Buenos Aires y Mendoza. 

Encuentros y desencuentros en Argentina

Ya en Buenos Aires, Walt Disney, su esposa y un grupo de dibujantes visitaron el estudio de Molina Campos en la localidad de Cascallares, en el partido de Moreno. Allí además de las obras ilustrativas, conocieron las típicas costumbres argentinas, como el asado criollo, los bailes típicos, las domas, etc. 

Paradójicamente, durante la visita, el artista estaba de viaje en Nueva York, contratado por la revista Liberty para realizar una serie de ilustraciones publicitarias. 

Disney y su troupe fueron recibidos por doña Elvira, la mujer del dibujante, quien plasmó la historia en su libro “Florencio Molina Campos en mi vida”: «Llegaron al rancho, Disney y su señora, acompañados por el Sr. Embajador de los Estados Unidos y todo el ‘staff’ de sus numerosos dibujantes. Fue una fiesta criolla inolvidable: asados guitarreadas, bailes…, lo único que faltaba era Florencio«.  

Poco después, Disney invitaba a Molina Campos a sus estudios para convertirse en el asesor estrella de una serie de películas sobre el gaucho argentino. 

Reunidos en el norte

En 1942, los dos artistas sellaban su lazo: Molina Campos firmó un contrato por tres películas como principal asesor del equipo de dibujantes norteamericanos. La idea primigenia era que el argentino fuese quien aportara la estética gauchesca, tanto en la vestimenta de los personajes como en los paisajes y otros detalles. Pero, cuando llegó a Estados Unidos, la primera película ya estaba bastante avanzada. Molina Campos no estaba contento con lo que vio y fue directo hasta el despacho de Disney: el Gaucho Goofy, tenía un atuendo que mezclaba la esencia gauchesca, con toques mexicanos y hasta con influencia de los cowboys locales. 

El gaucho que no fue

El argentino hizo varios intentos para lograr una representación más fiel, pero todas fueron infructuosas y por eso decidió renunciar. De las tres películas que incluía el acuerdo, quedaron solo dos: “Saludos, amigos” (1942), que recibió tres nominaciones a los premios Oscar, y “Los Tres Caballeros” (1944), una serie de cortos que incluyó “The flying donkey” o “El gauchito volador”, según su traducción para Latinoamérica. De la visión de Molina Campos quedaron apenas algunos detalles y paisajes, muy poco. 

En “Saludos Amigos” se mezclaban imágenes reales documentadas del viaje y dibujos animados, entre los que se encontraba “Goofy se hace el gaucho”. En este dibujo, Goofy era un cowboy norteamericano que viajaba a la Argentina y se transformaba en gaucho.  El capítulo reflejaba, las características y costumbres de este personaje arquetípico de las pampas: la vestimenta, el mate, el asado, su alma guitarrera, el amor por su caballo, etc.; todo desde la mirada norteamericana. 

A pesar de la falta de entendimiento, la amistad entre los dibujantes continuó por muchos años y Molina Campos, visitó varias veces a Disney en sus viajes por Estados Unidos. Y los gacuchos quedaron en la pampa.